Oscar Alcaide

Son 242.000 empresas del sector de la construcción las que se verán afectadas por la nueva Ley Reguladora de la Subcontratación, que entra en vigor hoy mismo. Un colectivo lo suficientemente importante como para tenerlo en cuenta. La búsqueda de un mayor control que reduzca el número de accidentes en el tajo ha llevado al Ejecutivo a articular este documento en el que se recogen una serie de requisitos básicos de obligado cumplimmiento que conducirán, esperamos, a un escenario de futuro más esperanzador.
El texto nace con el beneplácito de patronal y sindicatos y cuenta con un sólido respaldo parlamentario. Parece que todos han asumido que es necesario establecer mecanismos que eviten que los periodistas tengamos que hacernos eco de cifras como los 308 fallecidos registrados en el sector el año pasado o los 242.000 accidentes con baja. Contratistas y subcontratistas tendrán que hacer frente a nuevas exigencias de prevención de riesgos con las que se pretende poner algo de orden en la maraña en la que se han convertido las prácticas de subcontratación.
La formación de los trabajadores y la necesidad de que las empresas contratadas cuenten con la acreditación pertinente son algunos de los límites fijados por la nueva regulación a la capacidad de encadenar subcontratas. Otro de los requisitos que se impone desde hoy como obligatorio es la necesidad de definir claramente las responsabilidades de las constructoras en aquellas áreas que se externalizan, una cuestión complicada, según los expertos, que se irá definiendo gracias a la jurisprudencia.
El grado de especialización de la actividad a realizar se convierte en una de las principales limitaciones. En trabajos de gran especialización se permitirán hasta tres subcontratas en cadena, mientras que para las tareas con menor dificultad sólo será posible realizar una contrata. Además, la norma incluye avances para el mercado laboral, puesto que establece como obligatorio que la empresa subcontratada tenga al menos un 30% de la plantilla con contrato fijo. Ya era hora.