Las grandes operaciones corporativas legan un año complicado para el sector
La compra de participaciones accionariales movilizó más de 50.000 millones de euros en 2006
lunes 20 de octubre de 2014, 14:42h
07/03/2007.- Constructoras e inmobiliarias afrontan 2007 con la obligación de demostrar que las ambiciosas compras del año pasado fueron acertadas. Y es que las firmas nacionales, pese a haberse colocado en los puestos de cabeza en el ránking europeo, viven bajo la amenaza de una importante tasa de endeudamiento. Por su parte, las empresas inmobiliarias se enfrentan a los peligros añadidos de sobrecalentamiento bursátil y la posibilidad de ralentización del sector.
Constructoras.- La actividad constructiva acaba de cerrar un año de crecimiento que sostuvo en vigor a las principales empresas del sector. Aunque la edificación residencial se comportó mejor de lo esperado, el capítulo que creció más fue el de obra civil. Sin embargo, la fortaleza del sector no basta para explicar los resultados de los seis grandes grupos, que multiplicaron por tres su beneficio hasta alcanzar un total de 5.228,4 millones de euros.
La causa del "salto" hay que buscarla en los ingresos extraordinarios y las aportaciones de empresas adquiridas. En este último apartado sobresale la compra de BAA por parte de Ferrovial, que costó cerca de 16.000 millones de euros. Las aportaciones del gestor británico de aeropuertos multiplicaron por cuatro el beneficio neto del grupo de la familia Del Pino, que se situó como líder español, en ganancias.
Los competidores de Ferrovial también han realizado grandes operaciones coporativas, con especial mención para el sector energético. Acciona, ACS y Sacyr han dedicado cerca de 18.000 millones para hacerse con importantes paquetes en Iberdrola, Endesa y Repsol YPF, respectivamente.
Esta carrera inversora no ha sido bien acogida por las casas de análisis, que han criticado la desviación de capital hacia un sector que brindará nulas sinergias al negocio principal de los grandes grupos. "La energía ha sido una pésima elección -afirma con rotundidad Alberto Roldán, de Inverseguros- ya que están hipotecando su capacidad inversora en porcentajes que no dan el control de las compañías en las que se introducen". Las críticas son especialmente duras para Sacyr, cuyo apalancamiento ha sido calificado de "preocupante" por parte de los analistas. En 2006, la deuda financiera de la constructora de Luis del Rivero asciende a 19.196,7 millones de euros, aunque la deuda neta corporativa se sitúa en 1.893 millones de euros, más del doble que en 2005. "Este volumen de inversión ha tirado a la basura su capacidad inversora, comprometiéndose en una aventura que sólo puede brindarle rendimientos de capital en vez de ventajas competitivas", remacha el analista de Inverseguros.
A pesar de que los grandes grupos constructores son cada vez más independientes de los ciclos del negocio tradicional, las casas de análisis miran con buenos ojos el rumbo que han tomado Ferrovial y FCC, ya que su apuesta por la construcción, las concesiones y los servicios "tiene cierta lógica y reportará márgenes altos en el futuro", según el punto de vista de Alberto Roldán. Las previsiones apuntan en la dirección de que la construcción aún tiene por delante, al menos, dos años buenos.
Inmobiliarias.- El año pasado el negocio inmobiliario fue de convulsión en convulsión a golpe de talonario. La profusión de operaciones corporativas ha dejado el negocio en manos de las empresas medianas, mientras que los actores consagrados abandonaban la escena, por precuación. “El nivel de recalentamiento financiero del sector inmobiliario es considerable”, afirmaba recientemente Carlos March, accionista de referencia de ACS, para explicar la venta de Urbis.
La base de este calentamiento bursátil son las opas ejecutadas en 2006, que movieron más de 17.000 millones de euros. Una de las figuras más beneficiadas de este proceso es Luis Portillo, que tras la fusión de Colonial, Inmocaral y Riofisa , y la desintegración de Metrovacesa, controlará la primera inmobiliaria española y la tercera de Europa, por activos.
Portillo es la viva imagen de una clase de empresarios ambiciosos que, aunando juventud y experiencia en el sector, se han hecho con las riendas de las principales inmobiliarias, en un proceso de concentración que cambiará radicalmente el panorama sectorial este mismo año. Sin embargo, el asalto ha hinchado la valoración bursátil de estas empresas de forma peligrosa.
Los analistas coinciden en que el modelo de negocio del sector no se aguantará mucho tiempo, a no ser que las empresas aprovechen la situación actual para saltar al extranjero. "Sólo logrando buenas rentabilidades en el exterior podrán soportar las valoraciones actuales", afirma Alberto Castillo, de Capital Bolsa. "Incluso las empresas medianas y pequeñas están intentando conseguir el músculo financiero necesario para salir", añade.
En ciertos casos, las inmobiliarias no han tenido más remedio que ajustar su valor a la situación real de la empresa. Es el caso de Metrovacesa, ya que tras su división en dos empresas distintas, cada una de ellas ha adecuado el precio de la acción a los activos disponibles y sus perspectivas a corto-medio plazo, según recuerda Jordi Padilla, analista de Atlas Capital.
En cualquier caso, la sobrevaloración del sector no oculta que el negocio inmobiliario sigue deparando jugosas rentabilidades, como lo demuestra el hecho de que las catorce inmobiliarias que cotizan en la Bolsa española cerrasen 2006 con un beneficio neto de 3.192,2 millones de euros, lo que supone un incremento del 88,6% con respecto al año anterior.
Desde Capital Bolsa se afirma que, a pesar del calentamiento bursátil, aún hay empresas que poseen recorrido, tales como Parquesol, que cotiza por debajo del valor total de sus activos, o Renta Corporación. Sobre ésta última compañía, Castillo se muestra satisfecho con la expansión que está realizando en los mercados madrileño y parisino, al tiempo que recalca que "tiene una cartera de suelo muy buena".