Florentino Rey... 'Midas'
La saga de los Reyzábal podría resumirse como una historia de cine, desde que el burgalés Julián Reyzábal llegara a Bilbao, allá por el año 1919, con apenas 16 años de edad. De espíritu emprendedor, el fundador del imperio Reyzábal, dejó su trabajo de botones en el Banco Vasco para adentrarse, con acierto, en el emergente negocio cinematográfico de la mano del empresario César Alba. La película debió de funcionar muy bien ya que en 1953, Julián Reyzábal decide comprar un solar en la zona de Azca de Madrid, que más tarde, en 1979, alojaría la torre Windsor.
De aquellos comienzos con Micine, una sala de verano en la que proyectaban estrenos, hasta el actual emporio de salas de cine, teatros, oficinas de alquiler… la familia Reyzábal no sólo ha sabido mantener su patrimonio sino que lo ha hecho crecer bajo la exquisita querencia por el anonimato.
Entre los herederos de la vieja y nueva guardia, (Sara, José María, Julián, Milagros, Laura, Aranzazu…) presumo de conocer fuera del ámbito estrictamente empresarial a Florentino Reyzábal. Su sagacidad, herencia indiscutible de don Julián, le ha hecho un duro competidor dentro del sector inmobiliario. Amigo de sus amigos y de condición discreta, Florentino ha sabido también afrontar los tiempos difíciles con esa seguridad que sólo los grandes empresarios saben transmitir a su entorno más próximo.
Tras la venta de Ason Inmobiliaria de Arriendos por parte de la familia Reyzábal a El Corte Inglés, por valor de 480 millones de euros, a Florentino se le atribuye una capacidad de negocio envidiable que le vincula, entre otros, con su amigo y tocayo Florentino Pérez dado que se comenta que cuenta con un importante número de títulos de la constructora ACS. Sin embargo, la diversificación de capital de la que ha hecho siempre gala Reyzábal y su astucia garantizan importantes movimientos empresariales durante los próximos meses.