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UN URBANISMO CON FUTURO

Ignasi Pla

El urbanismo, como el dios romano Jano, tiene una doble cara: en primer lugar, es una función pública pero, a la vez, genera una actividad económica muy importante. Las dos caras son necesarias y se necesitan mutuamente. El buen urbanismo es el que sabe dar respuesta a las dos facetas: como función pública, garantiza las viviendas que necesitan los ciudadanos y el suelo para la actividad económica, con respeto al medio natural y con las infraestructuras y servicios necesarios; y, a la vez, como actividad económica, genera riqueza y empleo. El buen negocio, el que perdura, es el que sabe hacer compatible la actividad empresarial con las demandas sociales y produce un territorio con equidad social en el que las personas puedan vivir a gusto.
Desde el PSPV defendemos un urbanismo con un crecimiento razonable, que promueva un territorio de calidad y que haga posible construir viviendas a precio asequible. Un urbanismo que dé seguridad jurídica y que tenga unas reglas claras e iguales para todos. Un urbanismo de calidad exige conservar el medio, el paisaje y las señas de identidad territorial; requiere la previsión y provisión de servicios e infraestructuras; y debe apostar por nuevos productos con mayor valor añadido. Cada metro cuadrado que conservemos hoy libre, especialmente en nuestro litoral, no es un recurso perdido sino una inversión que dará altos réditos en el futuro.
El PSPV apuesta por un urbanismo que tenga como objetivo prioritario la producción de vivienda de precio asequible porque queremos un territorio que funcione y una sociedad cohesionada, que rinde más a medio y largo plazo. Además, es posible producir las viviendas asequibles que necesitamos (los buenos empresarios del sector lo saben). Pero a ello han de contribuir todas las administraciones: el Estado, con la nueva ley del suelo que acabe con la valoración especulativa del mismo que permite a algunos multiplicar por 20 su valor sin aportar nada; la Generalitat, impulsando políticas activas de suelo y vivienda; los ayuntamientos, exigiendo estas viviendas en las condiciones de desarrollo de los sectores y en los criterios de valoración de las propuestas.
Nuestro urbanismo requiere una legislación clara, concisa, eficaz y que recupere la confianza de la Unión Europea, nuestro principal cliente. La legislación anterior sólo necesitaba algunos ajustes tras los problemas detectados en su aplicación, además del Reglamento que acotará la discrecionalidad y aclarará dudas; pero se ha hecho precisamente todo lo contrario: se nos ha inundado con una legislación profusa, confusa, contradictoria, que agrava los conflictos con la UE y que resulta de casi imposible aplicación.
Nuestro urbanismo necesita mejorar en transparencia y eliminar la arbitrariedad. El PSPV apuesta por un urbanismo ordenado, regulado por planes públicos y conocidos. Rechacemos las reclasificaciones masivas de suelo rústico, que generan un territorio mal ordenado y son una puerta abierta a la corrupción. Para producir un territorio de calidad los planes municipales se han de plantear en el marco de una ordenación supramunicipal.
Nuestro urbanismo necesita, en definitiva, un futuro claro para todos los agentes, empresarios, ciudadanos y administraciones. Así, las empresas tendrán flexibilidad dentro del modelo territorial aprobado por los poderes públicos. Los empresarios serios y solventes conocerán de antemano las reglas de juego y éstas se aplicarán a todos por igual. Otro urbanismo es posible; uno que garantice un futuro mejor para los valencianos y una actividad económica más estable y sólida.
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