El enfrentamiento entre Rivero y Sanahuja se zanja con la desintegración de Metrovacesa

El prolongado conflicto por el control de Metrovacesa entre sus dos máximos accionistas, ha terminado con la división de la que, hasta el momento, es la mayor inmobiliaria de Europa Continental. Según un comunicado remitido a la CNMV, la puja mantenida entre Joaquín Rivero (con el apoyo de Bautista Soler) y la familia Sanahuja desde 2006, con sendas opas para hacerse con el control de la compañía, terminará con un acuerdo de división de la empresa en dos sociedades de valor equivalente. Rivero se mantendrá al frente de la filial patrimonialista francesa Gecina, mientras que Román Sanahuja se quedará con el negocio de Metrovacesa en España y parte de las propiedades en Francia.
Además de la partición de la compañía, también habrá reparto de activos, con la intención de equilibrar el valor de los dos paquetes empresariales con los que se quedarán los grupos en conflicto. El mayor volumen de Gecina, hará necesario que Rivero entregue a los Sanahuja unos 2.000 millones en activos (inmuebles en alquiler) de la gala, mientras que la familia catalana tendrá que aportar a la futura empresa del actual presidente de Metrovacesa, propiedades por valor de 400 millones de euros (oficinas en alquiler en España). Para los accionistas es posible que la división se desarrolle en forma de spin off, distribuyéndose sus participaciones entre las dos empresas resultantes.
Tras las opas concluidas a mediados del pasado año, Sanahuja mantenía el control del 39,61% del capital social, mientras que Rivero y Soler contaban con el 36,14%, incluyendo el 3% recientemente vendido a Prasa que cedía sus derechos de voto a los dos empresarios. Tras ellos, cuentan con participaciones significativas José Manuel Lara (a través del 5,17% de Hemisferio) y Construcciones Valencia Constitución (2,43%), mientras que Caja Castilla-La Mancha vendió casi toda su participación, quedándose tan sólo con el 0,59%.