Ferrovial y Abertis ven dificultadas sus operaciones más importantes

El Gobierno italiano ha continuado, durante todo el verano, con el cruce de declaraciones con los mandatarios de Abertis y Autostrade, cuyo accionariado ha aprobado la operación. Mientras que las compañías declaran su seguridad en la conveniencia de este movimiento, el Gobierno ha ido endureciendo, a lo largo del mes de agosto, el tono de las declaraciones contrarias a la OPA. El ministro de infraestructuras italiano, Antonio di Pietro, ha llegado a decir que "las sociedades concesionarias tendrán tiempos durísimos", tras la reforma que prepara en este mes del sistema de concesiones de autopistas. Parece ser, que uno de los principales problemas para Di Pietro es, el incumplimiento de las inversiones prometidas por parte de las concesionarias,
El tono, finalmente, ha tenido que relajarse este mes, después de que Bruselas haya mostrado su inquietud por lo que podría considerarse un creciente intervencionismo de la Administración italiana. Di Pietro ha continuado explotando la línea dura, afirmando que no acepta "ultimatums", cuando Neelie Kroes, comisaria europea, pidió que no se interfiriera en la fusión. Pero Prodi ha aclarado que su Gobierno mantendrá la transparencia del proceso y actuará siguiendo escrupulosamente la normativa europea, pudiendo dar luz verde a la operación, a cambio de una revisión de las tarifas aplicadas a las concesiones de Autostrade, Los directivos de las dos empresas han ratificado su confianza en que la OPA salga adelante con el visto bueno de la Comisión Europea, a quién presentaron el proyecto a finales de agosto.
BAA encadena problemas.- Por su parte, Ferrovial no sólo ha sufrido el caos de los aeropuertos londinenses y el incremento de gastos de seguridad causados por la alarma terrorista. Además, ahora se enfrenta a las principales líneas aéreas del país (Airways, Easyjet y Ryanair), que han presentado una reclamación a las autoridades británicas de la competencia. BAA gestiona tres de los principales aeropuertos de la capital inglesa (Gatwick, Heathrow y Stansted), así como otros cuatro en todo el Reino Unido. Las aerolíneas, consideran esto una situación de monopolio, mientras que BAA ha defendido esta situación como más beneficiosa para el consumidor, ya que los británicos están entre los aeropuertos más baratos de Europa.