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Aguirre-Castro, relaciones rotas

Son las 19.30 horas del miércoles seis de octubre cuando Esperanza Aguirre desciende del coche oficial en la misma entrada del nuevo y espectacular Corte Inglés del barrio El Bercial de Getafe. A pie de calle la esperan el alcalde del municipio, Pedro Castro, y el presidente de este centro comercial, Isidoro Alvarez, la presidenta no tiene lo que se dice un buen día- Enrique Porto, su director general de Urbanismo acaba de presentar hace unas horas su dimisión por presuntas irregularidades en el urbanismo regional- por lo que pocas, por no decir ninguna, son las sonrisas que se intercambian en esta ocasión la jefa del Ejecutivo regional y el regidor getafense.

Los rayos y centellas de la guerra del urbanismo regional están a punto de caer sobre las espaldas de Pedro Castro. Altiva, directa y cargada de tensión, Aguirre contempla las nuevas edificaciones que se alinean entorno al centro comercial. “Aquí hay mucha especulación, ¿no?” comenta con claridad la líder del PP a un perplejo Pedro Castro ante un reducido grupo, en el que Isidoro Alvarez va a convertirse en testigo de excepción. El alcalde, que aún no da crédito a lo que escucha, no sabe que las palabras de la presidenta son todo un anticipo de la estrategia que el PP ha comenzado a poner en marcha contra él.

De poco va a servir que el regidor conmine una y otra vez a la presidenta a fijarse en las alturas de los bloques que se construyen (seis), inferior, según él, al de construcciones que se llevan a cabo en ayuntamientos del Partido Popular como Móstoles. Aguirre repite hasta tres veces el mensaje que quiere hacer llegar a los oídos de su cada vez más crispado interlocutor.

A esas alturas la tensión se refleja abiertamente tanto en el rostro de Aguirre como en el de un estupefacto Pedro Castro, que comienza a caminar en la comitiva decidido a dejar claro a la presidenta que lo que ve no es ni mucho menos como ella insinúa una muestra clara de especulación. Cayendo también chuzos de punta sobre el Consistorio de Villanueva, Aguirre se limita con sus pocas palabras a mostrar a Castro que él es el elegido para devolver el golpe a un Rafael Simancas, dispuesto a hacer de las “tramas urbanísticas” del PP el principal argumentario de su campaña.

Entre uno y otro va a reinar a partir de ese momento un incómodo y denso mutismo. Nada de la distendida charla que la mandataria autonómica y el regidor suelen mantener en las frecuentes visitas que ésta realiza a Getafe, un municipio en el que ha querido dejar su impronta.

La guerra política que se ha desatado entre Comunidad y Ayuntamiento, o si se prefiere entre Aguirre y Castro, es visible para todos
los que allí se encuentran, subrayada con un último desplante de la presidenta hacia el regidor, a quien la mandataria autonómica, una vez finalizados los discursos y parabienes a Isidoro Alvarez, obviará en su despedida.

El alcalde de Getafe, bien es cierto, no es la primera vez que es objeto de las andanadas de la presidenta regional, cuyas críticas a Castro se habían escuchado altas y claras semanas atrás en el Debate sobre el Estado de la Región, aprovechando un folleto y un
DVD distribuido por este Ayuntamiento explicando los “1000 días de gestión”. Pero de ahí a los desaires sufridos en el centro comercial dista todo un abismo.

El regidor no sabe todavía que estos agravios van a tener una continuación más feroz y dañina al día siguiente en la Asamblea
de Madrid, donde el PP dará formalmente el pistoletazo de salida del acoso y derribo de Castro.

Las andanadas socialistas en el Hemiciclo por parte de Ruth Porta y Modesto Nolla contra Porto y el regidor de Villanueva, Luís Partida, dieron pie a Aguirre para lanzar su propio órdago a la grande en lo que a la contienda del urbanismo se refiere. La jefa de filas del PP invitó a Simancas a solicitar una comisión de investigación parlamentaria que su grupo aceptaría, tanto para analizar
las actuaciones urbanísticas de Porto, como las de Getafe o Rivas Vaciamadrid (la pieza a cazar, sin duda, no es José Masa, sino Castro).

Aguirre lanzaba un envite, que todavía nadie ha aceptado, aunque ha puesto en el punto de mira a uno de los alcaldes del PSOE con más proyección mediática de la Comunidad de Madrid.

Mientras el PP, a través de Ignacio González, Francisco Granados y Mariano Zabía han defendido la actuación de Luís Partida e, incluso, de Porto, en las filas socialistas se ha optado por obviar el ataque directo a uno de sus alcaldes. Nada de una declaración pública a favor de Castro, aunque en petit comité, concretamente en el acto al que asistió Teresa Fernández de la Vega en Fuenlabrada, no faltaran palabras de aliento hacia el regidor por parte de Simancas y del resto de munícipes socialistas.

Los dirigentes del PSOE de Madrid, al parecer, prefieren por ahora minimizar los ataques a Pedro Castro, los cuales atribuyen al estado de nerviosismo que en el PP en general y en su jefa de filas en particular están causando las últimas encuestas. Unos sondeos que darían el triunfo a Simancas y al todavía hipotético candidato socialista al Ayuntamiento de Madrid, tanto en la Comunidad como en la alcaldía capitalina.

Castro mientras tanto se prepara para recibir el siguiente golpe de esta guerra regional que le ha colocado en el punto de mira del PP, y se ha apresurado a anunciar la disposición del gobierno local a que todos los expedientes urbanísticos se lleven a cualquier tribunal, al tiempo que recuerda a los populares que el presidente de la Comisión de Urbanismo es el portavoz del PP, José
Luís Moreno. El combate autonómico no ha hecho más que empezar y se rumorea que la mano derecha de la presidenta, Ignacio González, prepara ya nueva munición contra el regidor getafense.
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