¿Para cuándo el candidato socialista?

La ausencia de un candidato del partido socialista a la alcaldía de Madrid para las próximas elecciones municipales es algo sorprendente. El nombramiento de Trinidad Jiménez para un alto cargo en el Ministerio de Asuntos Exteriores debería haber ido acompañado de la designación del candidato del partido en la capital de cara a los comicios de primavera. Pero la dirección socialista ha decidido dejar en la incógnita quien será el hombre, o la mujer, propuesto. Para mayor intriga, el secretario general José Blanco ha dejado entrever que el elegido no ha de ser forzosamente un militante, sino quizá una personalidad destacada, aunque no tenga carné del PSOE.
Los nombres que se han barajado, desde Felipe González a Federico Mayor Zaragoza, Javier Solana o José Bono, han sido desmentidos por los interesados. No sabemos si se busca el factor sorpresa, o ha fallado el candidato previsto, pero dejarlo en la nebulosa no parece una decisión acertada. Tanto el PSOE como el PP se juegan mucho en la lucha por la presidencia del Gobierno regional madrileño y el Ayuntamiento de la capital. Un triunfo socialista no sería completo sin Madrid. Para los populares mantener el Gobierno de la Comunidad y el Ayuntamiento es una condición fundamental para desbancar a los socialistas en las generales.
La labor desplegada por la oposición socialista en Madrid, en esta legislatura, no ha sido especialmente brillante. El Gobierno del PP, por su parte, ha pecado de triunfalismo, algo bastante frecuente en todos los gobernantes. La política de obras desplegada, tanto por Esperanza Aguirre como por Alberto Ruiz Gallardón, tiene dos caras. Mientras las obras se llevan a cabo, todo son molestias. Pero la mayor parte estarán finalizadas antes de la primavera, así como las mejoras en el transporte, especialmente la ampliación del Metro, y la puesta en servicio de centros hospitalarios y escolares. Será el momento de que los madrileños demuestren si las molestias han merecido la pena. Los populares confían en que los ciudadanos sabrán distinguir las realidades de las promesas. Y todos saben que las elecciones en Madrid suelen ser muy ajustadas.