Libertad y dinero público

El escándalo, provocado por la inclusión de una obra de Pepe Rubianes en la programación teatral del otoño madrileño en el Español, un teatro público dependiente del Ayuntamiento, no es más que una tempestad en un vaso de agua. Pero se podría haber evitado fácilmente sin esa especie de complejo de progresismo que parece padecer la Concejalía de Cultura de nuestro Ayuntamiento.
Los insultos de Rubianes a España en la televisión catalana fueron desafortunados y, para muchos, inadmisibles. Sus excusas, muy flojas. Allá cada cual. La decisión de la Dirección del Teatro Español de incluir una obra de Rubianes sobre Lorca, ha sido una metedura de pata que se ha visto obligado a rectificar, porque Ruiz Gallardón ha actuado con reflejos.
Hablar de censura por este motivo es un absurdo más. Una cosa es la libertad de creación artística o literaria. Otra que el que ha insultado, con todos los matices que se quiera, a España, tenga la representación de una obra suya en un teatro oficial con dinero público que aportan los madrileños, y por tanto los españoles. Eso sería, una incongruencia. Preguntarse, como ha hecho Rubianes, si esto es España o el país de los talibanes, es una muestra más del egocentrismo de algunos autores, como de algunos escritores, y algunos políticos, de creerse el ombligo del mundo. Parece que Comisiones Obreras va a ceder su salón de actos para la representación de la obra. Está en su derecho, aunque, dadas las carácterísticas de esta Institución, no puede equipararse a un productor privado. Que la representen, y la vean los que quieran. Pero no en una programación oficial del Ayuntamiento madrileño.
En cuanto al Teatro Español, no dudo de la profesionalidad de Mario Gas como director, y de sus intentos para extender la cultura de los madrileños. La realidad, y las cifras así lo demuestran, es que la acogida del público ha sido mucho más tibia que en temporadas pasadas, donde el número de espectadores era mucho más numeroso, quizá porque se le ofrecían obras consideradas menos progresistas e innovadoras, pero sin duda más populares.