Oscar Alcaide

El legendario hotel Plaza de Nueva York, en el que Scott Fitzgerald ambientó sus novelas más famosas, o Truman Capote celebró la fiesta Black & White Ball en 1966, atraviesa una profunda reconversión.
Una compañía llamada Elad Properties va a transformar gran parte de sus habitaciones en apartamento de lujo. De modo, que tan sólo algunos privilegiados podrán habitar este edificio que ha servido de escenario para algunas de las historias más recordadas de la historia del celuloide. Cuando la noticia se dio a conocer se produjeron ciertos movimientos de protesta de parte de los trabajadores del hotel, que han tenido que resignarse a perder sus empleos, pero también de ciertos grupos de nostálgicos, que no dudaron un minuto en coger sus pancartas y echarse a la calle para pedir al alcalde Bloomberg tomase cartas en el asunto.
Lejos de la polémica, el Plaza, con sus vistas sobre el Central Park de Manhattan, lugar predilecto de reyes y reinas, presidentes y estrellas de cine, permanece cerrado desde el 30 de abril. Sus 805 habitaciones serán reducidas a 105 el año próximo. El complejo contará con varios pisos dedicados a tiendas y su reforma pondrá en el convulso mercado neoyorquino 200 apartamentos de una habitación que se comercializarán a un precio estimado de 4,5 millones de dólares (3,6 millones de euros). Por tanto, el Plaza conservará una imagen elitista y se convertirá en uno de los edificios más caros de la ciudad.
Elad Properties, del empresario israelí Yitzkhak Tshuva, adquirió este edificio de arquitectura renacentista francesa por 675 millones de dólares (534,5 millones de euros) a mediados del año pasado, y ya han avanzado que se tratará de apartamentos exclusivos, de cerca de cien metros cuadrados cada uno.
La conversión de este establecimiento sigue la estela que han dejado otros previamente como el Saint Regis o el Trump. La presión existente sobre este tipo de inmuebles históricos, ubicados en las mejores zonas de la ciudad de los rascacielos, hace que sus propietarios acaben cediendo a la ambición de convertir sus activos en jugosas plusvalías. Se rumorea que los siguientes en la lista pueden ser el Warwick o el Plaza Athenee.