Los hijos de la presidenta ya son nobles
Los hijos de los condes de Murillo, Esperanza Aguirre y Fernando Ramírez de Haro, ya tienen títulos de nobleza. El mayor, Fernando, ostenta desde abril de 2000 el Marquesado de Villanueva de Duero, por cesión de su abuelo paterno, Ignacio Ramírez de Haro Pérez de Guzmán.
Ahora le ha tocado al pequeño, Alvaro, que está a punto de recibir el título de conde de Villariezo, también por concesión de su abuelo. Si no hay ningún inconveniente, lo obtendrá en el próximo otoño a lo más tardar.
El título de Villariezo procede de un arcediano de Cuenca, Diego de Riaño, que llegó a obispo de Jaén y a presidente del Consejo de Castilla, además de Comisario General de la Cruzada, un cargo que en 1659 debía ser más honorífico que militar. Otro conde fue general contra los franceses en la batalla de Tudela.
El marquesado de Villanueva de Duero, es también un título tardío, dado por los Borbones en 1740 a José de Rojas, señor del municipio vallisoletano.
Los otros títulos acumulados por el abuelo Ignacio Ramírez de Haro Pérez de Guzmán son los de conde de Bornos, marqués de Cazaza y conde de Montenuevo, que se supone que irán a otros nietos, quizás a los hijos de su hija Beatriz Ramírez de Haro, casada con el duque de Luna y diplomático español, Javier Urzáiz Azlor de Aragón, quien a su vez cedió hace dos años el título de conde de Javier a su hijo Javier Urzáiz Ramírez de Haro.
Entre los otros tres hijos del conde de Bornos destaca Iñigo Ramírez de Haro Valdés, que se hizo famoso hace dos años cuando protagonizó el estreno en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, de su obra "Me cago en Diós". Juan José Ramírez de Haro Valdés es administrador de la finca de Piedras Menaras en Guadalajara y Gonzalo ejerce como profesor de Economía en la Universidad madrileña Juan Carlos I.
No le pega mucho a la presidenta que presume de burguesa liberal -lo que es tanto como decir que milita en una ideología que siempre se ha distinguido por ser anti aristocrática- y que desde muy joven ha defendido la libre competencia personal y empresarial. Pero la familia tira mucho y ella misma vive en el Palacio de sus suegros, en el centro de Madrid.
Sus hijos hace tiempo que trabajan y es raro verles en actos políticos junto a su madre, lo que demuestra claramente que huyen de utilizar las posibilidades que tienen de obtener favores. La propia Esperanza Aguirre no utiliza, ni poco ni mucho, el título de condesa consorte de Murillo, que además cuenta con el extra de Grande de España.