En noviembre cumplirá 68 años. Su tercera esposa tiene 30 menos. Y su último hijo, el séptimo, apenas tres. Fernando Fernández-Tapias, el protagonista de esta historia, tiene que decidir en unos días que quiere hacer en el más inmediato futuro:
1.- Puede presentarse a la reelección al frente de la Cámara de Comercio de Madrid tras superar sus diferencias con el presidente de la Confederación Empresarial Madrileña (Ceim), Gerardo Díaz Ferrán, aceptar ir dentro de los puestos de libre designación de la asociación empresarial madrileña, y servir de colchón amortiguador en los enfrentamientos que dividen a la presidenta regional, Esperanza Aguirre, y al alcalde de la capital, Alberto Ruíz-Gallardón.
2.- Puede presentarse encabezando una Junta a las elecciones del Real Madrid y satisfacer así los deseos de sus actuales compañeros, con Florentino Pérez a la cabeza, y con su eficaz socio y amigo, Ladislao Azcona, como cabeza pensante de una campaña que se adivina dura en razón del peso y número de los futuros contendientes, incluidos dos “compañeros” de palco del Estadio santiago Bernabéu como son Ramón Calderón y Fernando Martín.
3.- Puede irse a su casa a ver crecer al rubio, inquieto y travieso Ivan, a navegar en su barco, el Nufer, de 45 metros de eslora (uno más que el Fortuna, le gusta decir entre risas, lo mismo que el super velero de Luis García Cereceda, y siete menos que el yate que está atracado en Génova y que pertenece a uno de los implicados en el escándalo de Marbella), junto a los amigos desde Cerdeña a Ibiza, a su despacho de la calle Serrano, sede de las navieras, que destila nuevo por los cuatro costados, a sus negocios inmobiliarios y conserveros, a esquiar en Suiza junto a Marc Rich, también amigo, aún más rico, aún más importante y mejor relacionado a nivel mundial.
Puede hacer las tres cosas. Y cualquiera de las tres le traerá las satisfacciones y problemas con los que está acostumbrado a pelearse desde que a los quince años dejara de estudiar y se pusiera a trabajar junto a su padre y sus once hermanos, antes de casarse a los 22 años por primera vez y por la Iglesia con Chiqui Riva Suardiaz, repetirlo por segunda vez y por lo civil con Juana García Courel, encarar un divorcio y una nulidad matrimonial, y antes de afrontar la tercera “y la última” con Nuria González tras un traumático romance con una de las damas del corazón. Lo sabe y asegura que si se presenta es por “responsabilidad hacia las dos instituciones, Cámara y Real Madrid, que necesitan de consenso y planes de futuro”. El, dice, los tiene, sabe lo que se debe hacer y hasta presume de llevarse bien con socialistas como Joaquín Leguina o el ministro de Interior Alfredo Pérez Rubalcaba.
Para afrontar la reelección en la Cámara de Comercio de Madrid, que preside desde febrero de 2002, tras vencer a Juan Mato en unos comicios tutelados de principio a fin por el entonces consejero de Economía, Luís Blázquez, al igual que éstos van a estarlo por el vicepresidente madrileño Ignacio González, sabe que debe convencer a todos de que sólo él garantiza el punto de encuentro de las distintas familias del Partido Popular, y de que su amistad con el alcalde –vieja y larga y no exenta de choques puntuales– no será un obstáculo para Esperanza Aguirre o para Rafael Simancas, sea cual sea el futuro presidente de la Comunidad.
Para dar el paso de intentar presidir el Real Madrid parte con la ventaja de no tener que buscar los ocho mil millones de las antiguas pesetas que respalden su candidatura, algo que no les ocurre al resto de competidores. Cuenta con los votos y el aparato logístico que puso en marcha Florentino Pérez cuando éste derrotó a Lorenzo Sanz, y cuenta con que los socios del club blanco siempre sueñan con las estrellas y están más que dispuestos a dejarse seducir por el que mejor venda el futuro. Necesita que el Real Madrid quede segundo. Con la Copa de Europa en el calendario y la grandiosa Ciudad Deportiva de Valdebebas como ejemplo de riqueza puede que tenga bastante.
En su contra está la coincidencia de fechas. Dos campañas electorales son demasiado para cualquiera. De ahí que desde la actual Junta que preside Luis Gómez Montejano se esté viendo la posibilidad de retrasar las elecciones hasta septiembre u octubre, e incluso la posibilidad de volver a votar dentro de la Junta directiva un nuevo presidente y cumplir con el mandato logrado por Florentino Pérez hasta el año 2008. Y en su contra está también la propia campaña política que ya ha comenzado y los deseos del PSOE de “desalojar” de Madrid a los dos líderes del PP, tanto en la Comunidad como en el Ayuntamiento. Y las dos presidencias son dos estupendos altavoces.
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