España triplica el ritmo de construcción de nuevas viviendas de la UE
El modelo económico amenaza el equilibrio ecológico y social
lunes 20 de octubre de 2014, 14:42h
14/06/2006.- España es uno de los tres países europeos con una política urbanizadora más intensa, junto a Irlanda y Portugal. El promedio anual de construcción en España triplica la media comunitaria, según un estudio del Observatorio de la Sostenibilidad en España (OSE), que revela que la superficie de “suelo artificial” creció un 29,5% entre 1987 y 2000.
El afán constructor en España se manifiesta principalmente intenso en regiones como Madrid y el Levante peninsular, aunque en los últimos años la costa atlántica y cantábrica también se está viendo afectada por esta situación.
El observatorio apoyado por el Ministerio de Medio Ambiente explica que la tendencia urbanizadora tiene que ver con el tipo de crecimiento económico elegido por España, dependiente de sectores de altos consumos de suelo, como la construcción, el transporte y el turismo. Asimismo, durante los últimos quince años se ha propagado el modelo de ciudad dispersa, que incrementa la ocupación del suelo.
El número de nuevas viviendas construidas es de 18,1 por cada mil habitantes, frente al ratio europeo de 5,7. La aparición de nuevas viviendas ha aumentado vertiginosamente en los últimos cinco años, hasta llegar a una residencia por cada dos habitantes.
Detrás de la actividad constructora se encuentra una fuerte demanda, tanto de los propios españoles en busca de segundas residencias y de oportunidades de inversión, como de europeos con ganas de asentarse en la costa o las islas. En la zona mediterránea, el 34% del primer kilómetro está ocupado por edificaciones.
El Observatorio de la Sostenibilidad ha alertado que el modelo económico basado en la construcción desvía los recursos destinados a líneas productivas intensivas en tecnología e I+D hacia la inversión inmobiliaria. Por otra parte, desde el punto de vista ambiental, la urbanización provoca la degradación de activos naturales. "En España todavía existe un espacio privilegiado, y tiempo y alternativas para evitar su destrucción irreversible", concluye el Observatorio de Sostenibilidad