Andrés Rojo

Su nombre era prácticamente desconocido cuando Rafael Simancas le nombró coordinador de la Secretaría General de la antigua Federación Socialista Madrileña (FSM) , para más tarde ascenderle a secretario de Organización del hoy Partido Socialista
de Madrid (PSM). Es además uno de los dirigentes madrileños que forma parte de la Comisión Ejecutiva Federal, junto a Pedro Zerolo y Trinidad Jiménez. Nacido en Mula (Granada) hace casi 45 años, le gusta presumir de que Madrid tiene bien ganada fama de ciudad acogedora y solidaria.

Vallecano de adopción, sus compañeros le consideran como “una mano de hierro en guante de seda”. Nunca tiene una mala palabra
para nadie ni contra nadie, pero la realidad es que desde que lleva la Secretaría de Organización ha acabado con las luchas intestinas que tanto dieron que hablar en el socialismo madrileño cuando las pugnas entre guerristas y renovadores, y entre renovadores de base y rubalcabistas.

Hasta que llegó Rojo, todos los congresos y designaciones de candidatos para las elecciones han estado rodeados de conflictos
provocados por las guerras intestinas. El Comité Regional, formado por 540 militantes, eligió a Rafael Simancas candidato prácticamente por aclamación, en un acto preparado por Rojo, y del que se excluyó premeditadamente a los ministros y a los altos dirigentes del PSOE nacional, para que la manifestación de apoyo al candidato fuera lo más espontánea posible.

Ya ni Pepe Acosta, el “ogro” de los anteriores secretarios generales madrileños, ha dicho “esta boca es mía”. Ahora vendrá la elección de los que le acompañarán en la lista y en la que se eliminarán de un plumazo a todo aquel que tenga el más mínimo atisbo de relación inmobiliaria para evitar la repetición de Sáez y Tamayo.

La elección de los candidatos a las alcaldía de todos los municipios, Rojo quiere que sea un proceso límpio y claro pero sin
estridencias. La designación de Paz Martín como candidata a la alcaldía de Móstoles, resolviendo con sigilo y prudencia el problema
de Iván García Yustos, ha sido todo un ejemplo de lo que puede ocurrir en otros lugares.

Sus relaciones con José Blanco, número dos del PSOE, son estrechas y continuas. De vez en cuando se van a cenar juntos con
“jóvenes valores” socialistas que el secretario de Organización Federal busca, como hacia Diógenes con su linterna por las calles de Atenas, para ir localizando nuevos valores.

Por eso la presencia de Andrés Rojo en los actos públicos socialistas conturba no poco a los militantes más veteranos que no saben si se cuenta con ellos, o si simplemente se les dirá que su tiempo ha pasado. Sólo dos alcaldes han roto hasta ahora la paz en las tranquilas aguas de Rojo: la de Morata de Tajuña que hizo de su capa un sayo para echar a IU y sacar el PGOU con el apoyo del PP, y el de Alcobendas, José Caballero, que quiere seguir como sea.