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Aguirre y la crisis de Gobierno

Esperanza Aguirre sopesa en estos momentos los pros y los contras de acometer una profunda remodelación de su Gobierno
tras la marcha de María Dolores de Cospedal a Castilla-La Mancha.

Colocada nuevamente en el epicentro de la política nacional, la presidenta regional y del PP de Madrid, se debate entre dos opciones: dar un giro copernicano a su Ejecutivo o realizar un simple ajuste para cubrir la baja de la consejera de Infraestructuras y
Transportes.

Reacia a dar la sensación de crisis o deficiencias en su equipo, la jefe de filas de los populares podría decantarse por un único nombramiento, el de un nuevo consejero de Infraestructuras, cargo con gran peso en el Gobierno y mucha más proyección medíática, para el que no faltan nombres como el del propio vicepresidente primero, Ignacio González, o los de dos ex altos
cargos del Gobierno de Aznar, que podrían convertirse en fichajes estrellas, como son Elvira Rodríguez, ex ministra de Medio Ambiente, o José Folgado, ex secretario de Estado de Economía.

Aguirre, no obstante, a decir por sus colaboradores más cercanos no descarta una fuerte reestructuración de Gobierno. Una opción más arriesgada dado el año escaso que falta para los próximos comicios autonómicos, pero que podría dinamizar el Ejecutivo
y soltar el lastre de algunos consejeros con menor proyección. En este supuesto se dan casi por seguro que causarían baja, Beatriz Elorriaga y Fernando Merry del Val, consejeros de Familia y Asuntos Sociales y Economía, respectivamente.

No se descartan tampoco cambios en los titulares de las consejerías de Educación y Sanidad, actualmente en manos de Luis Peral y Manuel Lamela, dos de los consejeros más controvertidos y que mayores críticas han cosechado por parte de la opinión
pública y la oposición.

No es previsible, sin embargo, que ni Peral ni Lamela abandonen el Gobierno autonómico, más bien pasarían a otras consejerías, entre las que se encuentra la joya de la corona, es decir la de Infraestructuras y Transportes. Un área en el que el actual titular de Educación acumula larga experiencia, no en vano en los 80 fue jefe de gabinete Técnico del entonces Ministro de Transportes y
más tarde con Gallardón ocupó la viceconsejería de Obras Públicas, Urbanismo y Transportes.

En el caso de Lamela, el consejero de Sanidad es un todo terreno, curtido en asuntos económicos al lado de Rodrigo Rato, experiencia que Aguirre puede aprovechar, si tal y como se comenta en algunos medios de comunicación, Engracia Hidalgo
abandona la consejería de Hacienda.

Un hombre clave también en cualquier cambio que se pueda acometer es el consejero de Presidencia y secretario general del PP de
Madrid, Francisco Granados, quien no pondría demasiadas objeciones a hacerse cargo de nuevo de la consejería que deja Cospedal, de la cual él fue titular al inicio de la legislatura. Sin embargo, el destino de Granados parece estar más ligado al Ayuntamiento de Madrid, donde Aguirre podría colocarle como número dos de Gallardón, para controlar los pasos al díscolo alcalde.
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