Horarios

Nuestros horarios laborales requieren una revisión urgente. Y no sólo para mejorar la conciliación de la vida laboral con la familiar, y para solucionar el problema en las grandes capitales, como Madrid, en las que la jornada partida puede hacer perder varias horas diarias en el transporte entre el domicilio y el lugar de trabajo, sino por razones de productividad.

El Presidente de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles, Ignacio Buqueras, en unas recientes declaraciones a “El Mundo”, señala que los horarios, cuanto más largos son, producen un deterioro de la persona y una disminución en el rendimiento. Esto, unido a que el español duerme una media de 50 minutos menos que cualquier otro europeo, afecta a la productividad y, en determinadas actividades, produce un mayor riesgo de sufrir un accidente laboral.

Los atascos y las retenciones en los accesos al centro de la capital hacen que el trabajador llegue ya cansado a comenzar la jornada laboral. Simplemente con una mayor flexibilización de los horarios de entrada y salida se podría evitar una buena parte de esos problemas. Una reducción del tiempo empleado en almorzar podría facilitar una salida antes de la actual. Está comprobado que las jornadas largas afectan al rendimiento. Buqueras tiene razón al afirmar que en España impera la cultura de la presencia, en lugar de la de la eficiencia. Dentro de un mismo horario de trabajo, hay quien aprovecha el tiempo y quien lo pierde. La máxima: igual trabajo, igual retribución, es muy difícil en la práctica, salvo en trabajos industriales en cadena, en que se puede controlar mejor el rendimiento.

El intento del Gobierno con el “Plan Concilia” para los funcionarios debería empezar a aplicarse, con la lógica prudencia, en la empresa privada. Cualquier decisión que se adopte será seguramente mejor que la situación actual.