El vicepresidente económico tiene en el creciente déficit exterior -que nos equipara a Estados Unidos, sin ser nosotros el líder mundial y la potencia hegemónica, en la inflación– que está más de un punto por encima del compromiso europeo– y en la paulatina subida de los tipos de interés que ya ha iniciado el Banco Central Europeo sus principales retos para el inmediato futuro.
A cambio, España sigue creciendo más y más deprisa que el resto de los países de nuestro entorno, por encima de ese 3% que se considera la base objetiva para crear empleo.
Hay motivos para la preocupación pero no para la alarma. Hemos cerrado el ejercicio 2005 con superavit presupuestario y la progresiva integración de los inmigrantes en nuestro sistema permitirá equilibrar algo el creciente e imparable gasto social, con una población envejecida que demanda cada vez más servicios sanitarios y preventivos, junto a unas pensiones que se prolongan más allá de los ochenta años.
Pedro Solbes es una de las mejores garantías de estabilidad con las que cuenta el presidente Zapatero. Su nombre suena para muchas cosas y en diferentes situaciones: desde los que creen que está cansado y desea marcharse una vez concluya la presente legislatura, a los que le colocan como candidato idóneo a la alcaldía de Madrid o a la presidencia de esa misma Comunidad Autónoma.
Más allá de las versiones y los rumores, lo cierto es que hasta la fecha ha tenido que ejercer de “bombero” muchas veces tras las declaraciones de varios de sus compañeros de Gabinete y hasta del propio presidente. Falta por ver si en su constante pugna con Miguel Sebastián y el poder de La Moncloa sale victorioso de su último pulso: el nombramiento del nuevo gobernador del Banco de España que sustituya a Jaime Caruana. Aspirantes hay muchos y el gran favorito es Miguel Angel Fernández Ordóñez.
Si examinamos los Ministerios implicados en el gasto del Estado, nos encontramos a la cabeza de todos con Fomento y su responsable, Magdalena Alvarez. La titular de la cartera es otra de las que suenan para abandonar el cargo de cara a los comicios autonómicos y municipales de mayo del 2007, pero cuesta verla luchando por la alcaldía de Málaga. Si Juan Fernando López Aguilar se “resiste” a pelear en Canarias, mucho más lo hace la que fuera todopoderosa consejera de Economía de la Junta andaluza. Fomento, en cuestiones de trabajo, tiene por delante la culminación del cambio en lo que fue Renfe, la terminación de las líneas de alta velocidad entre Madrid, Valencia y Barcelona, la ampliación de la red de autovías y la negociación con las autonomías implicadas en las alternativas radiales desde las distintas capitales, y la gran asignatura de los puertos y aeropuertos. Tarea en la que debe contar con varios de sus colegas, entre ellos Jordi Sevilla, si se piensa en la Comunidad Valenciana y Cataluña. Mucha tarea para cambiar de director de orquesta a mitad del camino.
En el ámbito de la Vivienda -que no conviene olvidar fue una de las grandes promesas de ZP durante la campaña electoral- la ministra Trujillo ha logrado lo que parecía imposible, si bien no se ha apuntado las medallas que debía: lograr 19 acuerdos, que son los conseguidos con las 17 Comunidades y Ceuta y Melilla. Ya ha salido del Consejo de Ministros el nuevo Código Técnico de la Edificación, que es el manual para la construcción de todos los edificios en nuestro país de cara a la sostenibilidad y el ahorro energético; y esperan en capilla la futura Ley del Suelo y el Plan Nacional de Vivienda. Será un cambio en profundidad en los objetivos y forma de ver el sector que ha sido y sigue siendo el motor de la economía española. Y si bien es cierto que la ministra cierra en todos los sondeos el ránking de valoración de los ministros, no lo es menos que su conocimiento social es muy superior al de muchos de sus compañeros de Gobierno y que la vivienda lleva muchos años como una de las preocupaciones básicas de los españoles.
Agricultura y Pesca, con María Angeles Espinosa, está sometida a las directrices que emanan de Bruselas. La ministra tiene como tarea primordial lograr buenos acuerdos para nuestros sectores implicados, ya sean los agrícolas o los pesqueros. La subvención se ha reducido tras los enfrentamientos entre Francia y Gran Bretaña sobre todo, pero se ha logrado mantener los imprescindibles acuerdos con Marruecos. Es un Ministerio de bajo perfil y lo lógico es que se mantenga en esos términos hasta las distintas campañas electorales, en las que la búsqueda de votos hará que los partidos miren y remiren al adversario para atacarle por cualquiera de los flancos débiles. Y al agricultura lo es.
Medio Ambiente, con Cristina Narbona, sufre de lo mismo. El PSOE se opuso al Plan Hidrológico diseñado por el anterior Gobierno de José María Aznar y eso le permitió ganar con comodidad en Aragón pero salir mal parado en Murcia y la Comunidad Valenciana. Los males de la sequía siguen, no se ha hecho nada del famoso trasvase del Ebro, pero tampoco de las “milagrosas” desaladoras que debían de dotar de agua a las comunidades costeras. Narbona, que se sabe la asignatura, se ha “sumergido” en las entrañas del Ministerio y habrá que esperar a que salga a la superficie. Quedan menos de quince meses para las elecciones y Zapatero tendrá que conseguir convencer a las regiones afectadas de que tiene un Plan alternativo al que elaboró Jaume Matas. Está por ver, lo mismo que está por ver que el Ministerio de Narbona tenga una política de transparencia informativa sobre lo que está haciendo o tal vez soñando.
Si cerramos el breve repaso con Trabajo y Jesús Caldera, el ministro salmantino logró un primer éxito con la regulación de emigrantes que estaba pendiente, pero se enfrenta al lento e imparable goteo de la llegada de ciudadanos de Africa y América latina, que buscan en España un lugar donde poder vivir. Están los jóvenes, a los que los contratos que se les ofrecen pueden llevarles a emular a sus colegas franceses, las mujeres y la equiparación salarial, y un fuerte adversario que ha salido victorioso y con mayores fuerzas y respaldos de la pequeña batalla que le orquestaron desde el Ejecutivo, y que es José María Cuevas, el presidente de la CEOE. La patronal se ha enfrentado al Gobierno y ha ganado. Cuevas es un hueso duro de roer y una gran cantidad de medidas se tendrán que consensuar entre los agentes sociales, incluidos por supuesto los sindicatos, o su puesta en marcha será un fracaso.
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