Sastres de edificios

Como el sastre o la modista, que cortan y cosen trajes y vestidos a la medida de sus clientes, las empresas que han colaborado con el departamento de proyectos arquitectónicos de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid en el proyecto Domino.21, proponen hacer casas ajustadas a las necesidades del futuro usuario. Así, y según las demandas del cliente, los arquitectos pueden diseñar para un sólo individuo o para familias numerosas, para el profesional liberal que necesita una zona de trabajo en su casa o el estudiante que comparte piso con varios amigos pero necesita de cierta intimidad.

Los promotores del proyecto dicen que este tipo de construcciones no suponen un gasto mayor, porque se trata de piezas estándar, que se fabrican en serie y que normalmente se emplean en otros ámbitos, como en las obras de ingeniería civil. Además, el resultado es sorprendente, sobre todo por la flexibilidad que ofrecen estos espacios. Se pueden cambiar de lugar las habitaciones, incluso los baños y las cocinas, y lo mismo ocurre con la iluminación o la ventilación, todo ello sin hacer obras excesivas.

Podríamos decir que hemos encontrado a la ‘mañosa’ abuela de la construcción. Así como la propia nos arregla una falda que ha pasado de moda, nos mete el bajo de un pantalón o nos hace una chaqueta de punto o una colcha de ganchillo, estos nuevos arquitectos del prêt a porter, como ya se les conoce, componen viviendas colectivas como si se tratara de “un mecano abierto creado con componentes de un catálogo industrial”, como lo define el propio José Miguel Reyes, doctor arquitecto y director del proyecto.