La contraportada
El poder de la arquitectura espiritual
Gema Fernández/ Roma
lunes 20 de octubre de 2014, 14:42h
Los ciudadanos de las grandes urbes de todo el mundo buscan la serenidad y la calma en medio del ritmo frenético que caracteriza a la sociedad actual. Un momento de paz interior que muchos arquitectos del nuevo milenio han sabido captar en sus proyectos religiosos para un siglo arquitectónico menos laico.
Durante la mayor parte de los últimos mil años, la arquitectura ha significado, por encima de todo, el diseño de espacios sagrados. Iglesias, basílicas, catedrales… se erigían como los principales símbolos de una ciudad. Construcciones que se realizaban en comunidad y para la comunidad, y que han proporcionado una fama que ha traspasado las fronteras del tiempo y del espacio a arquitectos como Miguel Angel o Brunelleschi.
Tras un siglo XX marcado, en cuanto a arquitectura, por el laicisimo, con nuevos edificios de oficinas, grandes estadios deportivos y enormes infraestructuras, el tercer milenio vuelve a retomar el recogimiento de los espacios sagrados y los arquitectos de talla internacional, creyentes o no, diseñan las catedrales de una nueva era.
En Roma, la cuna del catolicismo por excelencia, la Archidiócesis ha decidido poner en marcha un plan para crear 50 nuevos templos. El más preciado de estos proyectos es la recientemente inaugurada Iglesia del Jubileo, concebida por el Vaticano para ser abierta a los fieles en esa explosión de peregrinos que fue el año 2000, pero que no estuvo terminada hasta 2003.
El nombre riguroso de este templo es Dives in Misericordia, una expresión latina traducible como “Dios Padre Misericordioso”. Curiosamente, ha sido diseñada por el arquitecto judío Richard Meier, quien se ha mostrado orgulloso de haber proyectado esta obra “con un fuerte empuje espiritual”. Un espíritu patente en la luz que inunda las estancias, en el blanco puro de la estructura exterior y en las tres gigantescas velas que simbolizan el misterio de la Santísima Trinidad.
Sin salir de Italia, concretamente en San Giovanni Rotondo, al sudeste del país, en junio de este año se celebrará la ceremonia de inauguración de la segunda basílica construida en honor del Padre Pío, un santo que presentaba estigmas en pleno siglo XX. Diseñado por Renzo Piano, el templo tiene la forma de una inmensa bóveda acostada porque, dice su autor, “la idea era crear un espacio abierto que, más que intimidar a los fieles, los incitara a acercarse”.
Dos españoles de renombre también se incluyen entre los nuevos arquitectos de lo sagrado. Se trata de Rafael Moneo, que ha diseñado la catedral de Los Angeles, una reinterpretación modernista de las antiguas misiones españolas de California; y de Santiago Calatrava, autor de la iglesia del Cristo de la Luz, que se construye en Oakland (California). El edificio pretende sugerir la imagen de “unas manos, que se pueden unir en rezo o abrirse al cielo”, explica el arquitecto, y donde la luz es la protagonista.