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La contraportada

Laberinto metálico para la música

Gema Fernández/ Los Angeles

lunes 20 de octubre de 2014, 14:42h
Las melodiosas notas de la Filarmónica de Los Angeles resuenan desde hace algo más de un mes en un nuevo edificio diseñado por el prestigioso arquitecto Frank Gehry. La pasión por la música que demostró en vida el legendario Walt Disney impulsó la creación de lo que ya se ha convertido en todo un símbolo para la ciudad.
Descrito por la prensa local como “una joya de la cultura”, como “el edificio más bello del mundo”, el Walt Disney Concert Hall, que ha supuesto una inversión superior a los 274 millones de dólares, bien cumple los requisitos de una joya de grandes dimensiones, con brillantes superficies de metal que, a juicio de su creador, Frank Gehry, deben transmitir la energía, la innovación y el espíritu creativo de la ciudad de Los Angeles y de su orquesta.

El auditorio, proyectado desde hace 16 años, se comenzó a construir en 1999. Lillian Disney, la ya fallecida viuda de Walt Disney, impulsó su construcción en 1987 con una donación de 50 millones de dólares. Su intención era crear una sala que honrase la pasión por la música que sentía su marido. Además, las autoridades de Los Angeles querían un edificio impactante, que atrajera público a un área plagada de oficinas de grandes corporaciones.

Patrón de yate los fines de semana y admirador de la pintura holandesa que recrea ambientes marinos, Gehry se inspiró en las velas henchidas de los barcos para diseñar la cubierta del auditorio. Esta había sido concebida en piedra, un material “más noble” para una sala de conciertos a juicio de su creador, pero en la decisión final pesó el terremoto de 1994, que le hizo replantearse la búsqueda de un material más ligero, así como el bolsillo, y por 10 millones de dólares menos, los proyectistas consiguieron un acero inoxidable japonés que fue lustrado a cepillo para que brillara con distintas intensidades. Este cambio determinó que las curvas se hicieran más pronunciadas y elegantes.

La sala principal fue concebida en forma de “viñedo” abierto que se extiende por todos los lados de la orquesta, incluso a su espalda, bajo un techo cubierto con la misma madera de los violonchelos y que recuerda los bajos de un navío. No hay palcos ni asientos especiales y, de acuerdo con Yasuhisa Toyota, encargado de la acústica, da igual dónde se siente uno, la calidad será la misma.

Las butacas y la moqueta han sido decoradas con un diseño floral para asemejarse a un “jardín interior”, diseñado en memoria de la mecenas del auditorio. También en honor a la viuda del famoso creador de dibujos animados, Gehry ha esculpido a mano una fuente con forma de rosa, que es la gran atracción de los jardines.

El Disney Hall incluye, además, dos anfiteatros al aire libre, uno de 300 butacas, destinado a espectáculos infantiles, y otro con capacidad para 120 espectadores. Contigua al lobby, una sala para eventos educativos, conferencias o recepciones puede albergar hasta 600 personas. A estas salas se une otro teatro multiuso, con entrada independiente por la esquina sudoeste, y un espacio de 3.000 metros cuadrados destinado a exposiciones de arte, en el subsuelo. Siete niveles de estacionamiento subterráneo, con capacidad para 2.191 vehículos, una zona vip para los principales espónsores -con cafetería y salas de estar-, y espacios para los músicos, completan el inmueble.

En la esquina noreste, una gran escalera tallada en mármol travertino conforma la entrada principal a un edificio que, según el multimillonario y patrocinador del proyecto Eli Broad, “será uno de los más fotografiados del mundo, como la Torre Eiffel, el Parlamento de Londres o la Opera de Sydney”.
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