villa y corte/ Alberto Delgado
La segunda oportunidad
A pocos seres de este mundo se les permite una segunda oportunidad, salvo a los políticos. Ellos suelen gozar, en su vida activa, de varias oportunidades. Esperanza Aguirre, que no consiguió la mayoría absoluta, y por tanto el Gobierno de la región madrileña, en las elecciones de mayo, ha tenido una segunda oportunidad, que ha sabido aprovechar.
Lo insólito es que esta oportunidad le llegó de la mano del Partido Socialista, muy a su pesar, por supuesto. Los dos tránsfugas del PSOE provocaron la repetición de las elecciones. Y Simancas y Fernández, que aspiraban a repartirse el botín del gobierno, se han quedado con la miel en los labios.
El pueblo madrileño ha castigado a Rafael Simancas, quizá por empeñarse en buscar culpables fuera, sin reconocer los problemas de la Federación Socialista Madrileña. Y ha premiado a Esperanza Aguirre. Los madrileños han preferido la continuidad a la aventura y las promesas en el aire.
El PP ha ganado dos escaños, los mismos que pierde el PSOE. Las promesas socialistas de última hora han caído en saco roto. Pero no ha habido, ni mucho menos, descalabro. En cuanto a Izquierda Unida, ha ganado en votantes, pero no en escaños.
Es de desear que Esperanza Aguirre sepa aprovechar esta segunda oportunidad que le ha dado el pueblo madrileño, y trabaje eficazmente en los grandes problemas que tiene Madrid: la inseguridad ciudadana, la sanidad, la enseñanza, el transporte, y la vivienda, que se ha convertido en la principal preocupación para muchos madrileños. El retraso en hacerse cargo del Gobierno complica el cumplimiento del programa electoral, pero lo importante no es hacer las cosas rápidamente, sino hacerlas bien.
Ha habido otro derrotado, aún de forma indirecta: José Luis Rodríguez Zapatero, que tenía puestas sus esperanzas en Madrid como trampolín para las generales. Zapatero dijo en esta campaña que Madrid era el primer paso para su objetivo de gobernar el país. Pues ha sido un paso en falso.