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Gema Fernández

Dinosaurios

Como ocurrió con los enormes dinosaurios que poblaron la tierra durante cientos de años para después desaparecer, dejando apenas unos pocos restos que hoy ocupan las salas y vitrinas de los museos de arqueología de todo el mundo, los grupos empresariales familiares únicos tienden también a la extinción.
En los últimos años estamos asistiendo a un continuo ir y venir de compañías inmobiliarias y constructoras que unen sus fuerzas, se separan o desaparecen. Las últimas operaciones en este sector son las protagonizadas por ACS y Dragados, que han dado lugar a la mayor constructora de España; Bami y Metrovacesa, que ocupan el primer puesto del ranking inmobiliario; y Sacyr Vallehermoso, una fusión de empresa promotora y patrimonialista con una constructora y concesionaria.
Todas ellas tienen algo en común: la compañía que parecía tener un tamaño menor se ha ‘comido’ a la que parecía la más grande, como ya ocurrió hace siglos, cuando los tiranosaurios, diplodocus, velociraptores y peterosaurios se convirtieron en humo, dando paso a cocodrilos, y aves de muchas especies, entre otros animales de nuestra fauna actual.
Pero la vida sigue, y muchos son los que en esta historia se han quedado fuera. Es a ellos a quienes ahora les toca mover ficha, si no quieren perder esta nueva partida en la que todos luchan por hacerse cada vez más grandes, intentando imitar, quizás, a los prehistóricos animales que desaparecieron hace tantos años, pero con el ánimo de perdurar en el tiempo y dejando una huella imperecedera en nuestra economía.
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