De vacaciones, a las estrellas
lunes 20 de octubre de 2014, 14:42h
02/07/2008.- El Galactic Suite Space Resort, que empezará a recibir cosmoturistas en 2012, será el primer hotel situado en el espacio y permitirá ver la puesta y la salida del sol hasta quince veces al día.
Desde que el hombre es hombre siempre ha mirado hacia el cielo y ha soñado con viajar a las estrellas. ¿Qué se siente vagando por el espacio? ¿Cómo se ve la Tierra desde arriba? Aunque suene a ciencia ficción, experimentar todo esto podría ser realidad dentro de cuatro años. El creador de la idea, el catalán Xavier Claramunt, está al frente de Galactic Suite, una empresa barcelonesa en la que trabajan 60 arquitectos, diseñadores, ingenieros aeroespaciales e industriales, tanto españoles como norteamericanos, para desarrollar la primera cadena de hoteles cósmicos.
El Galactic Suite Space Resort abrirá sus compuertas en 2012, y ofrecerá pasar tres días completos girando en una órbita a 450 kilómetros sobre la Tierra. Pero éste será sólo el colofón a unas vacaciones siderales. Los turistas y sus familiares o amigos serán recogidos en su casa y llevados a una isla tropical en la que se alojarán en un hotel de lujo y podrán disfrutar de la playa y de actividades recreativas y científicas durante los aproximadamente cuatro meses que durará su entrenamiento teórico, físico y psicológico, al más puro estilo de los astronautas. Llegado el momento, una lanzadera los llevará al Space Resort en un vuelo en el que pasarán de 0 a 28.000 kilómetros por hora en apenas diez minutos.
Según explica Claramunt, “el diseño del hotel se inspira en el crecimiento orgánico de algunos vegetales, de ellos aprendimos la configuración centrífuga que nos permite disponer de un núcleo central que da acceso a varios módulos al mismo tiempo”. De esta manera, el hotel está formado por cinco módulos prefabricados con forma de cápsula, que se ensamblarán automáticamente en el espacio y que formarán una estructura similar a la de un racimo de uvas. Tres de ellos irán destinados a las habitaciones dobles (dos para los clientes y otra para la pareja de tripulantes que les acompañarán en cada vuelo), otro módulo servirá de acceso y acogerá los servicios comunes, y el último, multifuncional, posibilitará hacer ejercicio o bañarse en una piscina de enormes burbujas. Las habitaciones tendrán siete metros de largo por cuatro de alto, serán diáfanas, sin muebles (salvo un armario empotrado), y estarán construidas con una tela plástica forrada con velcro por dentro para que los huéspedes puedan sujetarse a las paredes en gravedad cero para poder comer y dormir tranquilamente. Las superficies serán planas, sin bordes, para experimentar la falta de gravedad con total seguridad Además de las impresionantes vistas (habrá un gran ventanal y los huecos poseerán un sistema de cierre parecido al del diafragma de una cámara fotográfica) que permitirán apreciar hasta quince veces la salida y puesta de sol al día, los cubículos contarán con sistemas de audio y de vídeo, y una zona de trabajo.
Para disfrutar de estas espaciales vacaciones hay que manejar cifras astronómicas: el billete costará la friolera de tres millones de euros, algo sólo al alcance de 40.000 personas en todo el planeta, según estimaciones de Claramunt. En cualquier caso, teniendo en cuenta que por viaje sólo pueden ir cuatro turistas, habría que realizar hasta 500 vuelos para amortizar los 2.000 millones de euros que costará hasta 2015 comprar las islas tropicales, los transbordadores, y la construcción del puerto espacial y del hotel.