El BBVA prevé la pérdida de 200.000 empleos en la construcción en 2008

En la presentación del informe anual sobre la situación del sector inmobiliario, José Luis Escrivá, director del Servicio de Estudios del BBVA, combinó afirmaciones un tanto alarmistas, con la seguridad de que la situación no va a tornarse dramática. Como ejemplo de ello, especialmente, el tema del empleo. Según los estudios llevados a cabo por el banco, 2008 verá una destrucción de empleo bruta en el sector de la construcción de unos 200.000 puestos de trabajo. Sin contar los 120.000 que se calcula que serán absorbidos por otros sectores más dinámicos en estos momentos, quedará una reducción de empleo neta de en torno a los 90.000 puestos de trabajo. Para Escrivá, sin embargo, la creación de empleo en España es sólida y esta solidez “es compatible con la destrucción de empleo en el sector de la construcción”. Tampoco resulta preocupante, para Escrivá, la caída de algunas empresas como Llanera o Habitat. Según el director del Servicio de Estudios del BBVA, “una economía flexible, es una economía en la que se crean y desarrollan proyectos y en la que también, en un momento dado, hay otros que fracasan o no terminan de culminar”, situación que, para Escrivá, es “absolutamente natural” en cualquier economía. Profundizaba más aún en la idea, afirmando que “cuanto más flexible es esa economía y más crecimiento potencial tiene, más circunstancias de este tipo tienen que darse”, sin que haya que entender esto como un “indicador de crisis” tras una etapa de bonanza. Se trata tan sólo de operadores que, tras este periodo tal largo de gran actividad, tienen que ajustar su actividad. “Yo diría que lo que está habiendo es normal o, incluso, si me apuras, por el –escaso- número de casos, un síntoma de la robustez subyacente del sistema”, concluía Escrivá.

En el plano más técnico, el estudio del BBVA pronostica un crecimiento nulo en términos reales en lo referente al precio de la vivienda, que se alcanzará a finales de 2008. En este sentido, los expertos del banco hablan de que, al final de este ciclo de “ajuste entre la oferta y la demanda”, podrían producirse caídas puntuales de los precios en los primeros meses de 2009. No obstante, Escrivá también afirma que es “muy complicado” hacer previsiones económicas para plazos tan largos. Pese a todo, el experto calificó de “aterrizaje suave de libro” a la caída de los porcentajes de crecimiento, especialmente si los comparamos con situaciones similares (los cambios de ciclo de 1974, 1978 y 1992), en las que los desplomes del crecimiento de precios fueron mucho más bruscos.

En referencia a la crisis hipotecaria, Ana Rubio, responsable de los Servicios Financieros del banco, hizo una comparativa entre el sistema hipotecario español y el estadounidense, con la intención de mostrar que el primero está muy lejos de verse afectado por una crisis como la de las subprime. Entre otras cosas, los estudios del banco demuestran que, ni la subida de los tipos de interés, ni la ralentización del crecimiento de la economía, han provocado un aumento de las tasas de mora, como solía ocurrir en épocas pasadas. Según Rubio, “se rompe por primera vez esta tendencia”, lo que indica que el sistema hipotecario “se ha impermeabilizado ante las turbulencias de los mercados”. En este sentido, el actual escenario puede considerarse como un “cambio estructural”, debido a la ausencia de repunte de la tasa de mora en circunstancias en las que siempre solía producirse. Por ello, para los expertos del BBVA, resulta complicado establecer en qué medida puede crecer, pero consideran que previsiones en torno al 1% pueden resultar, al final, demasiado altas. Actualmente, la tasa se sitúa en torno al 0,75% del saldo del crédito.

Por otra parte, el informe del BBVA también intenta constatar la calidad de “marginales” o prácticamente inexistentes, de las hipotecas subprime, tal y como se dan en Estados Unidos. En referencia a si la tasa de hipotecas concedidas a inmigrantes, sin historial crediticio precedente, podría crear una especie de fenómeno subprime en España, Rubio se mostró segura de que tal posibilidad era nula, puesto que para las hipotecas concedidas a este segmento de la población “se establecen los mismos criterios de riesgo que para el resto, por lo que no es un foco especialmente preocupante”. Por último, en referencia a la nueva regulación hipotecaria, si bien se tiene en cuenta que todavía tiene que desarrollarse con normas complementarias concretas, también considera que “iba bien encaminada, pero es una oportunidad perdida, ya que se queda corta”, según el criterio de Ana Rubio.