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Pekín tiende un tentáculo de cemento hacia Shanghai

El puente tiene una longitud de 36 kilómetros

lunes 20 de octubre de 2014, 14:42h
20/09/2007.- China construye en la provincia de Zhejiang el puente marítimo más largo del mundo para acortar significativamente la distancia entre la ciudad de Shanghai y los principales puertos de la zona
El puerto de Shanghai es el más activo del mundo. Los responsables de esta instalación aseguran que el año pasado movieron 537 millones de toneladas de carga, superando con amplitud Singapur, el líder indiscutible durante la pasada década. Con estas cifras en la mano, no es de extrañar que las autoridades chinas tomasen hace cinco años la decisión de mejorar las infraestructuras para impulsar la actividad de este enclave, que es fundamental para la economía del gigante asiático. De hecho, se estima que uno de cada cuatro contenedores de mercancías que llegan a China por mar, lo hacen a través de Shanghai.
Ante la posibilidad de que las instalaciones portuarias se colapsasen por el nivel de tráfico, Pekín decidió hacer una apuesta en consonancia con lo que se jugaba y, en 2002, comenzaban las obras de construcción de un gran puente que hará las delicias de los retos de ingeniería. Con una inversión que supera los 1.000 millones de euros, el puente de la bahía Hangzhou es el puente marítimo más largo del mundo y el segundo en la lista general, sólo superado por el construido en un lago de Louisiana, en Estados Unidos.
El ránking de los puentes expresa la rivalidad entre la principal potencia económica y el país más prometedor del momento. China pretende convertirse en el primer actor internacional de la próxima década, a base de un ambicioso plan de desarrollo que incluye proyectos faraónicos como el de Hangzhou, cuyos beneficios supondrán sinergias de millones de euros al año y un importante ahorro en tiempo y costes. Los promotores del proyecto afirman que la distancia entre Shanghai y el también potente puerto de Ningbo se reducirá en decenas de kilómetros. Las mercancías podrán acortar por el atajo realizado con cemento y pilares, adentrándose sobre el brazo de mar, para reducir el viaje sensiblemente, con los consiguientes beneficios empresariales. De hecho, las firmas ven aumentar las posibilidades comerciales con la combinación de ambos puertos, a través de una carretera de tres carriles en cada sentido.
La construcción de los 36 kilómetros de puente supone un reto de primer nivel para la ingeniería. La estructura no sólo tiene que soportar los embates del océano, sino también resistir al efecto persistente de la humedad y la sal, que tienden a corroer rápidamente los materiales. Los responsables del puente de Hangzhou afirman que esta obra aguantará sin problemas un siglo de servicio.
El serpenteante puente supone una de las últimas muestras con las que las autoridades chinas quieren poner las bases de un futuro con grandes aspiraciones. Estas pretensiones se han expresado a menudo en obras de gran calado, en el campo de la ingeniería y la construcción. Así por ejemplo, el país asiático ha sido el escenario de recientes obras de arquitectos de fama internacional. En este sentido, cabe destacar los encargos como el rascacielos Shanghai Wolrd Financial Center, que se convertirá en el más alto de sus características.
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