Quien siembra vientos...

El pasado sábado vivimos uno de los hechos más impresentables de los que se han vivido en todas las Cumbres Iberoamericanas. El personaje que lo protagonizó, el presidente venezolano Hugo Chávez, nos tiene acostumbrados a sus actitudes irresponsables, a su falta de respeto a los valores democráticos, a sus actuaciones contra los medios de comunicación de su propio país y los dirigentes políticos que no le siguen la corriente, a su desprecio a otros presidentes americanos y europeos y a su alineamiento con la izquierda populista liderada por el dictador cubano, Fidel Castro; pero esta vez ha cruzado la línea y se ha dedicado a insultar a los empresarios españoles, que tanto han invertido en su país, y al anterior presidente del Gobierno, José María Aznar.
El Rey Juan Carlos, que ya había tratado anteriormente en nuestro país a otros golpistas, puso al aspirante a presidente vitalicio de Venezuela en su sitio con cinco palabras mientras que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, trataba de convencer a quien ha demostrado que no le importan las palabras. El problema es que, durante cuatro años, se ha alimentado a Chávez y a otros dirigentes mundiales de dudoso talante democrático e, incluso, se les ha suministrado excusas como fueron las declaraciones de Miguel Angel Moratinos a principio de la legislatura.
Afortunadamente, parece que Zapatero y Moratinos, aunque sea debido a la proximidad de las elecciones generales, varían sus preferencias en las relaciones internacionales aunque es muy difícil que en estos meses puedan recuperar el daño realizado y que nuestro país tenga nuevamente el respeto mundial. Lo malo es que siguen con su perfil bajo y dejar que las cosas pasen. Pero con personajes como Chávez, esta política se ha demostrado baldía. Zapatero tiene que olvidar intereses políticos y, como presidente del Gobierno de España que es, defender los intereses de los españoles en aquellos países en que son atacados con las medidas diplomáticas que se encuentren a su alcance.