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Gallardón irá de 2 o no irá

El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón está pensando con calma la estrategia en el caso de que finalmente Mariano Rajoy le ofrezca un puesto en la lista por Madrid. La idea de ir por detrás de Zaplana, posible número tres, no le gusta y podría preferir entonces no ir y esperar al resultado de las elecciones de marzo de 2008 para decidir si tiene o no futuro en el PP o tendría que buscar otras salidas.
El pulso que Gallardón y Esperanza Aguirre están echando delante de Rajoy sólo tiene un posible ganador a pesar de los intentos del líder del PP de intentar que se apacigüen los ánimos o que incluso se lleven bien. Gallardón no ha ocultado nunca sus deseos de ser presidente del Gobierno y para eso se ha trabajado un culto a la personalidad entre sus fieles y el apoyo de los principales grupos mediáticos y financieros.
Su guardia de corps le ha pedido que de un paso adelante porque sería inverosímil -hoy por hoy- pensar en que se vaya a jubilar como alcalde de Madrid, aunque todo pudiera ser sobre todo si Madrid consigue finalmente organizar los Juegos Olímpicos de 2016. Las fuerzas vivas mediáticas y financieras también creen que su mejor oportunidad se producirá a partir de la derrota de Rajoy en 2008 para optar a derrotar a Zapatero en 2012.
Todo ello era posible si Rajoy le aceptaba como número dos en su lista por Madrid y le permitía partir con una cierta ventaja sobre sus enemigos internos: Acebes, Zaplana y, sobre todo, Esperanza Aguirre que se ha convertido de una manera natural en la "lideresa" de la derecha española.
Si Rajoy le negara ir como número dos toda esa ventaja se perdería en beneficio de sus contrarios que además ya han diseñado una posible salida a Rajoy en el caso de que gane pero no obtenga la mayoría absoluta que precisa para gobernar: proponer a los socialistas que prescindan -al estilo de lo que hizo el PSD alemán con Schröeder para entrar en el Gobierno de Angela Merkel- de Zapatero y acepten un Gobierno de transición para llevar a cabo las reformas constitucionales necesarias para reforzar el poder del Estado frente a los nacionalismos vasco y catalán.
Es evidente que la propuesta del grupo de Aguirre, que sólo sería posible tras la defenestración de Zapatero en el PSOE, impediría a Alberto Ruiz-Gallardón liderar a los centristas del PP, que quedarían integrados en un posible Gobierno de Rajoy. Incluso permitiría a la derecha liberal del PP proponer como sucesor natural de Rajoy a Rodrigo Rato.
Cualquier cosa menos aceptar que Gallardón mande en el Partido Popular. Y eso el alcalde lo sabe.
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