Cuidado con los lobos

Hay que adaptarse a los nuevos tiempos. Durante toda la historia, el poder ha empleado la crisis de la misma forma en la que se emplea al lobo en los cuentos infantiles. Con la intención de amedrentar y mantener al rebaño bien quietecito. Como los tiempos no cambian tanto, el poder, ya sea económico o político, sigue actuando de la misma manera.
La amenaza de la pobreza es uno de los elementos de cohesión social en torno al sistema establecido más poderoso que hay. El mensaje que nos manda la existencia de la pobreza en sociedades tan ricas como esta es el siguiente: "mantente dentro del redil o, si quieres salir, puedes acabar durmiendo entre cartones". No hay posibilidad de cambio, no hay alternativa vital. Eso es, al menos, de lo que nos quieren convencer, si bien, después hay casos que demuestran que la alternativa existe y es viable. La crisis inmobiliaria es el lobo con el que se nos asusta ahora. Más allá de su existencia real, esta se emplea, de manera indecente, para que odiemos a los inmigrantes, que se nos representan como seguros futuros criminales. Se emplea (al grito de "¡que viene China!") para pedirnos más horas de trabajo por el mismo sueldo (si no por menos), ante la amenaza de un hundimiento general por la pérdida de competitividad. Se emplea para exigirnos que nos olvidemos de los ideales sobre los que se fundamente nuestra sociedad, llamada del bienestar, aquellos por los que tanta sangre se ha derramado y por los que tanto se ha luchado. Ahora se nos pide que olvidemos todo ese sufrimiento de los que nos precedieron, para no acabar durmiendo entre cartones.
Esta claro que si finalmente la crisis se presenta, todos lo vamos a pasar un poco peor. Algunos más que otros. Lo curioso es que los que nos aconsejan renunciar a los logros serán los que menos pierdan en todo esto y los que mejor sigan viviendo. A lo mejor a ellos sí que les toca empezar a trabajar más horas o, al menos, alguna hora. Está claro que puede llegar el momento en el que el miedo nos haga renunciar. Ese momento aún no ha llegado.