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IU somete a reválida a Llamazares

Izquierda Unida se ha embarcado en el experimento de las “primarias” como antesala de la elección de su candidato a las próximas elecciones generales, echando así más leña al fuego que consume desde hace tiempo a esta organización.
La celebración de unas primarias, y de ahí el calificativo de “experimento”, despertaba ampollas en muchos dirigentes de la coalición, entre ellos los de la actual cúpula de IU de Madrid, que veían en este proceso un modelo de elección demasiado arriesgado, y sino que se lo pregunten al PSOE, al tener la posibilidad de desbaratar los planes de las altas esferas de los partidos (basta con recordar la inesperada elección de Borrel frente a Almunia, echando por tierra la alternativa prevista por el mismísimo Felipe González).
Aquella sorpresa sirvió para poner las correspondientes tiritas al proceso de primarias, es decir se abandonaron los experimentos con gaseosa atando de antemano a fuerza de porcentajes la elección de quien tiene el favor del aparto, pero, eso sí, el PSOE no ha querido renunciar todavía a sus escenificaciones, lo que acarrea algún que otro sobresalto, para poder vender a las bases su capacidad de decisión. IU, curándose en salud, le ha dado simplemente un carácter consultivo pero no vinculante.
Sí en IU de Madrid la corriente mayoritaria cerró los ojos y se tapó los oídos cuando los partidarios de Llamazares intentaron aplicarlas en la elección de los cabezas de lista de la Comunidad y el Ayuntamiento capitalino, la situación se ha dado ahora la vuelta cual tortilla y hace unos meses fue la dirección de IU-CM, en manos del sector que lidera Angel Pérez, la primera de todas las Federaciones en pedir la celebración de primarias para elegir candidato a las generales, una forma más de ponérselo difícil al aspirante Llamazares. La ceremonia electoral en cuestión quedó refrendada con la aparición de un candidato, candidata en este caso, la valenciana Margarita Sanz, una alternativa auspiciada por el PCE, que desde un primer momento se opuso a que el actual coordinador de la coalición encabezar la lista a las generales.
El seis de noviembre, día en que se procederá al recuento de las papeletas, se comprobará el respaldo que las bases otorgan a Llamazares y a su oponente, aunque el criterio de los militantes sirva tan sólo para que unos y otros midan sus fuerzas, ya que la votación no es vinculante y debe ser ratificada en una reunión posterior del Consejo Político de IU, órgano en el que comenzarán los verdaderos tiras y aflojas, por no hablar de componendas, entre los prebostes de la organización.
Lo cierto es que las Federaciones de IU son heterogéneas, o lo que viene a ser lo mismo que ninguna tiene una única voz. Prácticamente todas ellas están inmersas en guerras cainitas, que en algunos casos como el valenciano pueden derivar en una traumática ruptura de esta organización. Que decir de Asturias, donde se ha llevado a cabo una “purga de comunistas” (PCE, dixit) por parte de IU encaminada a que Llamazares coseche en su Federación una abrumadora mayoría. La crisis asturiana es de tal calibre que los representantes de IU y del Partido Comunista Asturiano han llegado a las manos al ser expulsados un buen número de históricos dirigentes y militantes del PCA.
Líos también para la coalición en Baleares, Andalucía, Cataluña y en Madrid, una Federación esta última que puede ser, una vez más, la llave para Llamazares para proclamarse candidato.
Sí las huestes de Pérez han intentado apretar las clavijas a Llamazares con las primarias, no tardaron en desmarcarse de la estrategia de Francisco Frutos y Felipe Alcaraz (Enrique de Santiago, apoyado por las juventudes del PCE y de IU también se ha apartado del coordinador general de la coalición, pese a haberle apoyado en las “operaciones” de éste en territorio madrileño). La corriente mayoritaria dice no apoyar ni a uno ni a otro candidato, en algunas de sus sedes, eso sí, se pide el voto para Sanz, aunque el quid de la cuestión estará en quienes acompañan a Llamazares en la lista por Madrid. El nombre que esta en cuestión no es otro que el de la ex alcaldesa de San Fernando y hoy diputada en el Congreso, Monserrat Muñoz, alineada en todas las batallas que han tenido lugar con el líder de la coalición y que ahora aspira, al igual que lo hizo en los anteriores comicios, aunque hay le ganara por la mano Angel Pérez, a convertirse en la número dos de la candidatura. Un escollo, por tanto, la ex regidora que no se sabe como solventará Llamazares, pues no parece que la corriente mayoritaria vaya a ceder en una cuestión prioritaria para relegar a sus opositores a las catacumbas.
Qué el coordinador de IU lo tiene difícil (bien es verdad que más lo hubiera tenido si Rosa Aguilar hubiera aceptado la oferta de ser su alternativa) no se le escapa a nadie, aunque en la coalición todas las componendas de última hora, en una u otra dirección, son posibles y Angel Pérez es, a la postre, un hombre práctico donde los haya. Otra cosa es que en esta nueva confrontación fraticida Izquierda Unida tal y como fue concebida en sus orígenes salga herida de muerte. El bálsamo de fierabrás a la crítica situación que vive la coalición, el mismo que hace que se evite exhibir en la medida de lo posible las desavenencias, son curiosamente las encuestas, que según parece vaticinan una remontada electoral de la formación.
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