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La capital del caucho inaugura su hito más moderno

La ciudad norteamericana que acoge la sede de la multinacional Goodyear ha inaugurado su nuevo museo de arte

lunes 20 de octubre de 2014, 14:42h
26/07/2007.- El nuevo edificio, diseñado por el estudio austriaco Coop Himmelb(l)au, tendrá un presupuesto de 20 millones de dólares (unos 14,5 millones de euros) y exhibirá, en sus 2.000 metros cuadrados, el patrimonio artístico almacenado en la biblioteca municipal de la localidad.
El progreso industrial ha puesto en el mapa multitud de sitios que, por relevancia histórica, pasarían desapercibidos al observador curioso. Algo así se puede decir de Akron, ubicada en las llanuras que rodean el lago Erie, en el Estado norteamericano de Ohio. La apacible ciudad, fundada en 1825 se desarrolló lentamente durante cuarenta años, hasta que se cruzó en su camino el progreso, en forma de coche.
La incipiente industria de la automoción significó un revulsivo económico para la ciudad, en la que B. F. Goodrich había instalado una de las primeras plantas especializadas en goma. El fabricante que cambió el color de los neumáticos (de blanco a negro, debido a la adición de carbón), no fue el único en establecerse: Goodyear también ubicó en Akron su sede central, que aún permanece aquí.
La demanda de llantas hizo que la ciudad se desarrollase rápidamente en las siguientes décadas. En la época de máximo esplendor, a principios del siglo XX, Akron fue la ciudad estadounidense de mayor crecimiento. Pero todo llega a su fin; la deslocalización también llegó a la capital del caucho, que tuvo que reinventarse para sobrevivir.
La nueva Akron es una ciudad dedicada al sector financiero y a las nuevas tecnologías. Lejos ya el frenesí de la segunda Revolución Industrial, la urbe busca un perfil más acorde con los tiempos modernos. Dentro de este plan de reconversión, la ciudad americana acaba de inaugurar su nuevo museo de arte, con el que pretende ingresar en el Olimpo de la vanguardia arquitectónica de Ohio.
El hito que va a permitir esta pequeña apoteosis de la modernidad es una obra del estudio Coop Himmelb(l)au, que servirá de museo de arte. La sede del museo, que sacará a la luz el patrimonio artístico almacenado en la contigua biblioteca municipal, casi llegará a los 2.000 metros cuadrados, aunque su baza principal no estará en su superficie, sino en su apariencia transgresora, en la que sobresale un voladizo protector sobre un recibidor acristalado. Este hall será la unión entre la antigua biblioteca y las nuevas salas expositivas. Se trata de una pieza diáfana y de gran luminosidad, que puede adaptarse a diversos usos, ya sean reuniones, festivales o eventos contratados por terceros. El tercer elemento del museo son la propias salas, en las que la claridad del recibidor es sustituido por un ambiente en penumbra, iluminado por focos. Es para proteger las obras de la dañina luz del sol, afirman los autores.
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