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Nubes infantiles para completar el Danfoss Universe

El alemán Júergen Mayer ha ideado dos edificios que amplían el parque científico de la empresa Danfoss, en Dinamarca

lunes 20 de octubre de 2014, 14:42h
12/09/2007 Las nuevas creaciones arquitectónicas frecuentemente están rodeadas de polémica sobre los aspectos más diversos: desde su estética, más o menos adecuada para la función que han de cumplir, hasta su presupuesto (especialmente cuando este es abonado por entidades públicas).
Los nuevos edificios del parque científico y de experimentación de Danfoss Universe, a pesar de estar financiados por la empresa que da nombre al complejo y no por dinero público, no se libran de los reproches. Al menos, así lo indican los comentarios críticos sobre el mismo que podemos encontrar en diversos foros de arquitectura en Internet. Sin embargo, estos inmuebles no están exentos de originalidad, al menos en su planteamiento.
Los dos edificios que componen la ampliación del parque han sido diseñados por el estudio alemán J. Mayer H. Architects, por un grupo liderado por el propio Jüergen Mayer y compuesto también por Marcus Blum, Thorsten Blatter, Andre Santer y Alessandra Raponi. El inmueble conocido como Food Factory, de 500 metros cuadrados de superficie, alberga un restaurante, mientras que el mayor, llamado Curiosity Center, se emplea como centro de exposiciones y cuenta con 1.200 metros cuadrados. Ambos han sido proyectados y construidos a causa del considerable éxito del parque científico (más de 330.000 visitantes en dos años), abierto en 2005 al lado de las instalaciones de la empresa que ha promovido el proyecto: Dafoss. El complejo se sitúa en la localidad danesa de Nordborg. en la isla de Als, en la costa sur del país.
La segunda fase de este parque científico, compuesta por estos dos singulares edificios, se ha inaugurado este mismo año, coincidiendo con el segundo aniversario del complejo. Los dos edificios, establecen una curiosa relación con su entorno, surgiendo del suelo sobre una base que se extiende sobre el mismo, como si parte de las construcciones estuvieran deshaciéndose o generándose en el propio terreno.
Los edificios, muy similares, transmiten también gran cantidad de información sobre el estudio alemán autor del mismo, que, además de construir, está especializado en el diseño de interiores. Aunque se trate de una edificación, y pese a estar ideado por un alemán, el espacio bien podría ser ejemplo del diseño interior nórdico, tan de moda desde que una empresa de esta zona se convirtiera en el más importante administrador de mobiliario de las familias de medio mundo.
Sin embargo, la inspiración de Mayer no proviene de ninguna línea de muebles suecos. Sino de los niños. Para hacer este proyecto, que finalmente tuvo un coste de tres millones de euros, el arquitecto alemán se inspiró en los dibujos infantiles de nubes. Y es el vacío del edificio, el recorte que su silueta marca en el horizonte, y no la forma que compone su estructura, lo que nos recuerda a las volúmenes de estas creaciones pueriles. De esta inspiración primera toma su nombre el proyecto: Cumulus. Los edificios están creados en acero y metal corrugado, cubierto de un compuesto de aluminio y plástico, caracterizado por su ligereza y flexibilidad.
Jüergen Mayer cuenta con un innovador proyecto en nuestro país: Metropol Parasol, ela propuesta ganadora del concurso realizado por la gerencia de urbanismo de Sevilla para la rehabilitación de la plaza de la Encarnación. Además, también es autor de otras creaciones vanguardista, como la Corte de Justicia de Hasselt (Bélgica) o el complejo de oficinas Ada 1, en Hamburgo.
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