Oscar Alcaide

Si tiene usted una empresa no se extrañe de que el día menos pensado algún empresario agresivo se meta en su Consejo de Administración, tras tomar una participación significativa y acabe viéndose forzado a dividir la compañía para salvaguardar su continuidad y la estabilidad de sus órganos de gobierno. El precedente lo sentaron los directivos de Metrovacesa con una fórmula revolucionaria, centrada en un peculiar reparto de activos que recordaba sospechosamente a un intercambio de cromos de dos escolares en un patio de colegio, pero cuya finalidad era la de hacer una distribución lo más equitativa y justa posible.
Ahora es la primera eléctrica del país la que pasa por el mismo proceso. Tras la primera oferta de Gas Natural, que ya quedó hace tiempo condenada al ostracismo, el desembarco de los grandes grupos internacionales procedentes de Alemania e Italia se ha saldado con un acuerdo en la cumbre, en el que el presidente de la española Acciona, José Manuel Entrecanales, ha tenido, sin duda, mucho que ver. El será, por cierto, el nuevo presidente de la nueva Endesa, tras la oferta inminente que han de presentar Acciona y Enel. La apuesta por la diversificación que ha protagonizado el presidente del grupo de construcción y servicios desde que tomó el testigo que le cedieron su padre y su tío es todo un hecho y lo pone de manifiesto este decidido asalto al sector energético.
Ahora tendrá que verse las caras con otro de sus eternos rivales en la arena corporativa. Todavía no hemos visto la última jugada y, a buen seguro, que Florentino Pérez, que ya ostenta el 13% en Iberdrola y un 40 % en Unión Fenosa, se guarda algún as en la manga. Eso por no contar con los inversores que tendrán cabida en el Consejo de Administración de la nueva Endesa. La prensa italiana ya empieza a especular con la posibilidad de que Asm Brescia, compañía italiana que tiene el 20% de la filial italiana de la eléctrica española, que ahora pasará a manos de E.On, aproveche la ocasión para incrementar su participación hasta el 30%.