ARQUITECTURA

La Mancha guarda sus documentos en una gran caja fuerte

El recubrimiento del Archivo de Castilla-La Mancha, de Vázquez-Consuegra, recibe el aplauso de los azulejeros

Roberto Pastrana | Lunes 20 de octubre de 2014
11/04/2007.- El casco histórico de Toledo está marcado por sus calles tortuosas y abruptas, pero la zona nueva es plana. En uno de los nuevos barrios, el horizonte tropieza con el gran volumen de un edificio que muestra a las claras su hermetismo. Sin apenas ventanas hacia el exterior, la nueva sede del Archivo de Castilla-La Mancha grita a los cuatro vientos su carácter de búnker de la cultura de toda la región. Millones de documentos de gran valor descansan en sus estanterías esperando a que llegue la persona que los consulte.

El edificio del Archivo de Castilla-La Mancha es obra de Guilllermo Vázquez-Consuegra, que ha dado al conjunto un aspecto de caja fuerte en la que se pretende guardar la memoria colectiva de la región. El arquitecto reconoce que ésta "ha sido la imagen deseada para el edificio: un volumen compacto y cerrado, unitario y ensimismado que guarda en su interior el valioso tesoro allí depositado".
Aunque su aspecto exterior sugiere una masa densa, el interior del Archivo se articula en una serie de espacios que aportan fluidez al conjunto. Sobre todos ellos señorea un gran vacío que transita verticalmente todos los niveles, hasta llegar al techo. La abertura deja pasar la luz natural para inundar las diferentes estancias y departamentos.
La zona pública del Archivo está enclavada en la planta baja y la entreplanta, junto a las áreas de proceso técnico, dirección y administración. Por su parte, los espacios destinados al público ocupan la planta bajo rasante, abierta a un jardín excavado, colonizado por arbustos aromáticos como cantuesos y espliegos. Por último, los depósitos documentales se ubican en las cuatro plantas superiores.
Una de las facetas más celebradas del proyecto de Consuegra es el revestimiento de las fachadas del edificio. A pesar de estar construido en hormigón, el arquitecto sevillano se decantó por cubrir toda la superficie con piezas cerámicas, en línea con la tradición local. Se diseñaron específicamente para la nueva sede del Archivo dos tipos de piezas de grandes dimensiones: una plana y otra en forma de T. La combinación de ambos modelos ha permitido resolver los distintos requerimientos de las fachadas.
El efecto de la fachada cerámica resalta la sensación de horizontalidad. "La idea de estratificación, de superposición de capas, de estratos, propia de una pila de documentos, subyace en la imagen figurativa de la propuesta", afirman desde el estudio de Vázquez-Consuegra. La reinvindicación de los azulejos ha sido reconocida por la patronal de fabricantes, que recientemente galardonó el proyecto con uno de sus premios anuales.
Antes de concluir la construcción del edificio, la Junta de Castilla-La Mancha solicitó al arquitecto una modificación del proyecto para ampliar en un tercio la superficie total del Archivo. La solución de Vázquez-Consuegra, una vez comprobado el grado de ejecución de la iniciativa, fue añadir en un lateral un volumen más bajo, comunicado con la marquesina de hormigón que asoma al patio excavado. Esta parte fue recubierta finalmente con chapa de hierro.
El proyecto del Archivo se completa con una zona ajardinada en torno a la mole central. Esta cortina verde crea un entorno de calma para la lectura en la biblioteca.