pasaba por allí/Olga Heras
El matiz de centro derecha adquirido con Ana Botella necesita una contrapartida
Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
Olga Heras
La Casa de la Villa comienza a conformarse como un firmamento de estrellas, en este caso de la "política". Socialistas y populares han echado el resto y sus carteles electorales rebosan primeras figuras. Un veterano número dos popular, Pío García Escudero, otro curtido y alabado dirigente del socialismo, Enrique Barón. Dando réplica a la mujer del presidente, Ana Botella, una insigne profesional, en este caso ex esposa ni más ni menos que del ahora militante del PP, Miguel Boyer, la doctora Elena Arnedo, más todo un elenco de expertos políticos autonómicos y representantes de colectivos sociales, que auguran una próxima legislatura de "elevado" debate plenario. No obstante, ¿falta todavía la guinda a la tarta electoral de Alberto Ruiz-Gallardón? Previsiblemente sí.
El matiz de centro derecha que ha adquirido su actual cartel electoral tras la entrada en el mismo de Ana Botella, necesita de una contrapartida. Botella ha despejado hasta ahora de corner asuntos peliagudos, el más escabroso, el tema de las parejas homosexuales y la posibilidad de adopción por parte de las mismas, poniéndole difícil a su compañero de campaña, que no líder, la captación del voto gay. Ana Botella ha facilitado a Alberto Ruiz-Gallardón tomar posiciones aventajadas en la carrera sucesoria del PP, pero puede despojarle de ese aura populista que ha marcado sus ocho años de gobierno. El actual presidente autonómico, que no gusta dejar nada al azar, redoblará a buen seguro esfuerzos para dar una de cal (tradición y "buenas costumbres") y otra de arena (libre pensamiento y modernismo), por lo que se espera que Gallardón saque un último as de su manga, traducido en una persona de perfil de izquierda.