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Rivero trata de solucionar sus problemas con los Caltagirone para salvar Metrovacesa

Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
Metrovacesa se ha convertido en la inmobiliaria nacional más deseada. Si hace unas semanas Bami logró capear el temporal del amago de OPA de Colonial, ahora la empresa española se enfrenta a una oferta hostil que viene de un país vecino. La OPA lanzada por las compañías italianas Quarta Ibérica y Astrim por el 75% de Metrovacesa ha puesto en jaque al equipo de Joaquín Rivero.

El terremoto de fusiones y adquisiciones se desató en el sector cuando los dos grandes bancos, BBVA y SCH, abrieron el pasado verano el melón corporativo con la venta de porcentajes inferiores al 25% de sus participaciones en constructoras e inmobiliarias.
Bami tomó entonces el control de Metrovacesa con la compra al BBVA del 23,9%, mientras que Sacyr lo hizo en Vallehermoso con la adquisición de un 24,5% del paquete del Santander Central Hispano. En ambos casos, participaciones inferiores al 25% y, por tanto, excluidas de la exigencia legal de lanzar una OPA, lo que hubiera encarecido el precio y, por ende, su compra.
Pero en el sector inmobiliario se vio antes que en el constructor que una cosa es comprar una participación significativa y otra hacerse con el control de una compañía. De hecho, en Sacyr se estudia la posibilidad de lanzar una OPA sobre una participación de Vallehermoso, que bien pudiera ser un 10%, y en Bami-Metrovacesa ya habían visto, antes de la OPA lanzada por los italianos, las orejas al lobo de la estepa Colonial.
Tras el intento de la inmobiliaria controlada por La Caixa de reeditar la canción de Aute –o me llevo a tu mujer o entre los tres nos organizamos–, Rivero sabía que tenía que acelerar la fusión de la inmobiliaria que preside y con la que controla para evitar las dentelladas de los lobos, pero la oferta de Quarta y Astrim le ha pillado por sorpresa.
Rivero sospechaba de Brugera, el consejero delegado de Colonial, cuya amenaza había quedado patente en el comunicado remitido a la CNMV en el que anunciaba que, por el momento, desistía de un acuerdo a tres bandas con Bami y Metrovacesa ante la negativa tajante de los consejos de administración de las dos inmobiliarias de aceptar los planes de fusión que proponía la catalana. En ese comunicado, Colonial advertía que "analizará la situación y seguirá estudiando qué acciones debe realizar en el futuro para dar cumplimiento a sus objetivos estratégicos, que podrían afectar a estas sociedades -en referencia a Bami y Metrovacesa- o a otras".
En su encuentro anual con la prensa tras la presentación de los resultados de La Caixa el presidente de la caja de ahorros catalana, Josep Vilarasau, aseguraba que esta entidad financiera –que controla un 49,5% de Colonial– no está obsesionada porque la inmobiliaria gane tamaño y que sólo llevará a cabo una fusión "si es provechosa".
No obstante, y aunque no haya obsesión por una fusión, sí hay intención. La operación que quiere Vilarasau para su inmobiliaria es similar a la de Acesa con Aurea, que ha dado lugar a la tercera concesionaria de autopistas europea y, por supuesto, ha afianzado el liderazgo en España.
Otra de las operaciones que espera el mercado es la fusión de Sacyr con Vallehermoso. Esta operación alejaría temores y permitiría a la constructora consolidarse como uno de los grandes grupos del sector y, de paso, conseguir la presencia bursátil que tanto anhela y que tanto teme porque nunca, y han sido muchas las intenciones, ha encontrado el momento oportuno para salir a cotizar.
Con independencia de los juegos malabares dentro del sector, Bami y Sacyr podrían verse obligadas a lanzar sendas OPAs sobre sus participadas para ajustarse así a la nueva Ley de OPAs que, con motivo de la presentación del Informe Aldama, aprovechó el vicepresidente Rato para anunciar. La nueva norma pretende poner más difícil el control de una compañía con un paquete minoritario y vincular el lanzamiento de una OPA no sólo a la participación accionarial sino al reparto de poderes en el consejo de administración. El Gobierno quiere también que los pequeños accionistas se vean favorecidos por las condiciones de una oferta de compra, algo que no ha ocurrido ni en el caso del minoritario de Metrovacesa ni de Vallehermoso.
Solventado el futuro de Sacyr con Vallehermoso –si no hay sorpresas hostiles–, y a la espera de ver lo que ocurre con Bami, Metrovacesa y las dos italianas que acaban de entrar en el terreno de juego, el mercado descuenta los próximos movimientos en el sector inmobiliario. Se da por seguro que, pese a los intentos de Vilarasau de rebajar las expectativas, Colonial prepara nuevos movimientos en busca de una mayor presencia en el mercado residencial que equilibre, o al menos compense, su fuerte implantación en el mercado de alquiler de oficinas.
Gonzalo del Riego, de M&G Valores, ve abiertas casi todas las posibilidades. "Ahora mismo, el escenario es difícil de prever. Ha habido un intento fallido de Colonial, que no va a ser el último porque quedan otras muchas opciones. El sector inmobiliario es muy atomizado y tendemos a pensar que cuando se diseñan operaciones corporativas necesariamente tienen que ser entre compañías cotizadas. Hay inmobiliarias que no están en el mercado que son igual o más atractivas que las cotizadas, y por ahí pueden producirse los nuevos intentos".
Descartadas Bami y Metrovacesa, y a la espera de el maridaje definitivo de Sacyr y Vallehermoso, la única posibilidad de fusión de Colonial con una cotizada es con Urbis, pero Banesto ya ha dicho por activa y por pasiva que no vende la joya de su corona.
Quedan, entre las grandes, Realia y Fadesa. Realia es la inmobiliaria que se reparten Caja Madrid y FCC y, como en el caso de Bami-Metrovacesa, es difícil que donde caben dos quepan tres. Fadesa puede jugar a las fusiones, pero quiere hacerlo de titular. Manuel Jove no está dispuesto a ceder el timón de la compañía, como tampoco lo está La Caixa con Colonial.
Jordi Falgueras, analista de Gaesco Bolsa, no descarta nuevos movimientos corporativos "que no tienen necesariamente que ser fusiones, sino pequeñas adquisiciones que permitan ganar tamaño a las inmobiliarias que quedaron rezagadas en el último movimiento que se produjo en el sector".