Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
Los datos sobre precios de vivienda han proliferado durante los últimos años y han hecho correr ríos de tinta en los periódicos, han copado las tertulias radiofónicas y han abierto los informativos en televisión. Además, se puede decir que han proliferado de forma proporcional las empresas que publican informes, análisis y estadísticas sobre estos precios. Rara es la consultora inmobiliaria, sociedad de tasación, portal inmobiliario que no facilita sus propios datos y rara es la semana que estos datos no llegan a la opinión pública.
Las administraciones públicas también publican sus datos, que son considerados oficiales y de referencia. El Banco de España ha puesto ahora el dedo en la llaga sobre la calidad de esas estadísticas y la forma de elaborarlas, y lo ha hecho por boca del más apropiado para hacerlo, el director general del Servicio de Estudios, José Luis Malo de Molina, que considera que esa calidad dista de estar a la altura de la importancia para el conocimiento del sector y la economía, y que el estudio del problema de la vivienda requiere de instrumentos más avanzados y fiables.
Es más, si nos atenemos a los datos que nos presentan notarios y registradores, éstos, según el Banco de España, no coinciden. Ya se levantó cierta polémica hace poco más de un año cuando el Ministerio de Vivienda varió la forma de realizar sus estadísticas, al eliminar de ellas los tramos en los que se incluían las viviendas de más alto precio, lo que distorsionaba en cierta forma la evolución y la comparación con los datos anteriores. Lo que resulta urgente y además necesario es que, desde el Ministerio de Vivienda y demás instituciones públicas, se reflexione en torno a este asunto, de modo que se trate de elaborar una estadística que aporte los datos más fiables y que acabe siendo un referente para el sector. Asimismo, tanto empresas como demás entidades privadas, deben ser lo más rigurosos posibles a la hora de tratar sus datos y de trasladarlos a la opinión pública.