ARQUITECTURA

Stuttgart cierra las heridas del ferrocarril

Christoph Ingenhoven diseña la revitalización del casco urbano de la ciudad

Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
17/01/2007.- El soterramiento de la principal estación de trenes de la metrópoli germana bajo una fina capa de hormigón es el núcleo principal de las obras de reforma que se acometeran en Stuttgart. El proyecto concebido por el arquitecto aleman pretende acabar con la imagen poco amable y fría de las instalaciones ferroviarias.

La lllegada del ferrocarril fue una bendición para la economía de las ciudades, en el siglo XIX. Sin embargo, lo bueno que este medio de transporte podía tener para la vida económica, lo tenía de malo para el urbanismo. Largos corredores férreos han marcado la fisonomía de barrios enteros durante casi doscientos años, como una barrera invisible.
Sin renegar del transporte por ferrocarril, la cuna de la industria automovilística alemana ha decidido cerrar la cicatriz que supuso en su día la llegada de las vías hasta el casco urbano. Este proyecto ha sido encomendado al estudio Ingenhoven und Partner Architeckten, de Dusseldorf, que ha decidido soterrar las vías y la propia estación a una profundidad de doce metros. La iniciativa dejará libre una parcela cercana a las cien hectáreas de superficie. La recuperación de estos terrenos para los transeúntes permitirá la creación de un gran parque que unirá el centro de la ciudad con el río Neckar.
El soterramiento de las vías es la actuación central de Stuttgart 21, un ambicioso proyecto urbano-arquitectónico que pretende modernizar y revitalizar la ciudad que vio nacer al filósofo Friederich Hegel. Sólo las obras de la nueva estación costarán entre 4.000 y 5.000 millones de euros, lo que hará imprescindible una compleja operación de financiación.
El traslado de los andenes al subsuelo no es un oscuro destierro. Christoph Ingenhoven ha diseñado una cubierta de hormigón de 35 centímetros de espesor. Trabajado a compresión, el hormigón necesita menos soportes de hormigón, lo que da a la cubierta un aspecto grácil y ondulado. El mayor exponente de esta esbeltez es el conjunto de tragaluces, que desde fuera semejan grandes ojos, mientras que desde el interior recuerdan grandes cálices que derraman la luz del sol sobre los andenes.
Las claraboyas se distribuyen estratégicamente a lo largo de toda la cubierta para lograr la iluminación de todo el espacio, reduciendo de esta forma el gasto energético durante el día. Asimismo, la ventilación de la estación se consigue a través de los túneles y los tragaluces, que están equipados con un sistema de regulación de su apertura, en función de las necesidades de climatización y la climatología.
La entrada de la estación subterránea se realiza a través de una gran marquesina cubierta por un caparazón de hormigón de alta resistencia. Los que se internan en la estación dejan en la superficie una gran explanada recuperada para los ciudadanos. Espacios para las terrazas de cafeterías, zonas de juego para niños o simples lugares de encuentro sustituirán a las vías.
Los terrenos liberados por la estación de Ingenhoven se sumarán al parque Schlossgarten para crear un espacio peatonal continuo hacia la ribera del Neckar. El plan pretende, asimismo, devolver la vitalidad al entorno de la antigua estación, diseñaada por Paul Bonatz, en el siglo XIX. El conjunto histórico está dominado por una torre-mirador rematado con la gran estrella de Mercedes Benz.
La nueva estación central de Stuttgart, que recibió ex aequo el primer premio de los premios Holcim del año 2006, acogerá de forma más confotable a los trenes de alta velocidad. Los promotores del proyecto confían en cerrar la financiación del plan en el mes de marzo para poder empezar a licitar su construcción. La culminación de las obras se hará en 2014.