CON LA VISTA EN EL FUTURO
Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
Seamos atrevidos y miremos al futuro. De aquí a unos años, los aeropuertos, esos lugares habitualmente fríos que se convierten en escenario de interminables esperas serán algo diferentes. Al menos para algunos.
Este será el caso del inversor estadounidense de origen alemán Fred Langhammer. Su intencion es convertir el aeropuerto berlinés de Tempelhof en un centro de salud de lujo para los ricos del mundo, que tienen la manía de viajar en jet privado. La iniciativa incluye la reconversión en este complejo construido por los nazis en una clínica privada y un aeródromo para los pacientes más exclusivos, de modo que su privacidad sea siempre respetada.
La excentricidad del millonario nos sirve para hacer una pequeña reflexión sobre las posibilidades urbanísticas que ofrecen las instalaciones aeroportuarias como ciudades de ocio y negocios. Las terminales, sacudidas por el fenómeno de las low cost, se han transformado ya en grandes centros comerciales que ofrecen todo tipo de servicios. No se trata de una idea tan descabellada cuando tenemos ocasión de darnos un garbeo por el aeropuerto Kennedy de Nueva York, el Schiphol en Amsterdam o el Franz Josef Strauss en Münich. Todos ellos cuentan con salas de congresos, áreas de oficinas, espacios culturales y de ocio, cines, hoteles casinos o incluso museos (como ocurre en el de Atenas).
El estudio Airport Cities, mercados del siglo XXI, elaborado por la consultora AT Kearney, asegura que este tipo de instalaciones tendrán que renovarse si quieren seguir siendo competitivas. Para muestra un botón. En Dubai, se va a construir la mayor ciudad aeroportuaria del mundo, y tendrá incluso viviendas, campos de golf, servicios de salud, escuelas y universidades. Esta instalación, que se denominará Jebel Ali Airport City, cobra 59 euros por metro cuadrado de superficie destinada a actividades de no aviación, lo que supone hasta diez veces más que Copenhague u Oslo, los primeros aeropuertos europeos por este tipo de actividad, en los que el 48% de la facturación procede de estas actividades.