Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
Los ciudadanos de la calle de Fuencarral, y en general los ciudadanos de Madrid, están de enhorabuena. El Ayuntamiento está terminando unas obras por la que los peatones van a recuperar la calle en detrimento de los coches.
Me dice una vecina que la medida ha provocado división de opiniones entre los que conviven en la zona. Ahora que la calle va a quedar estupenda, los comerciantes protestan porque no van a poder descargar y porque los coches ya no serán los dueños de la calle. Estamos mal acostumbrados. En casi ninguna ciudad de Europa, y ya no digamos en EEUU, los ciudadanos utilizan su coche para entrar en el centro. Lo del SER (eso de pagar por aparcar) está bien (excepto en las afueras), pero en algunas zonas está mucho mejor que se reduzca el espacio para los coches y se dé más protagonismo al peatón. Bastante dinero vamos a gastar
en la M-30 como para no invertir dos millones de euros en que los peatones podamos andar con más libertad y pasear o ir al cine sin vernos agobiados por los coches.
Los ayuntamientos hacen grandes obras, pero no se dan cuenta, a veces, que con pequeños presupuestos pueden quedar muy bien con sus vecinos. Hay veces que es difícil entender a las autoridades municipales, pero ellos deben saber porque no atacan con más fuerza al coche, o mejor dicho, porque no tratan mejor al peatón. No obstante, se ha producido otro hecho que no entiendo.
El Ayuntamiento ha prohibido en varias ocasiones que se suban los jugadores de fútbol del Real Madrid para festejar algunos de los triunfos de su equipo a la diosa Cibeles.
Sin embargo, y conste que estoy a favor de todas las medidas que llamen la atención para luchar contra el Sida, ¿porqué tienen que autorizar que se en vuelva a la diosa y que se suba gente a la estatura si se puede producir el mismo deterioro? Son cosas de la superioridad.