Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
Diez minutos es lo que piden los médicos de medicina general de la Seguridad Social para dedicar a cada enfermo. No parece demasiado, pero es un tiempo del que no disponen los facultativos para escribir la historia clínica, explorar al paciente, emitir un diagnóstico y, en su caso, el oportuno tratamiento, o remitirlo, si fuera necesario, a un especialista.
La Sanidad Pública madrileña está a la cabeza de los sistemas sanitarios europeos, pero también tiene grandes problemas, derivados del continuo crecimiento de la población en nuestra Comunidad, que hace que los médicos, y el personal sanitario en general, se vean impotentes para hacer frente a una demanda creciente y exigente. La descongestión de los hospitales exige una atención primaria suficiente.
En la actualidad, los pacientes se agolpan en las consultas, y las listas de espera, pese a los indudables esfuerzos del Gobierno regional, son más dilatadas de lo que sería deseable. Los madrileños se cansan de esperar, y acuden a urgencias con problemas que no son realmente urgentes, lo que provoca que los casos urgentes tengan que ser atendidos junto a otros que podían ser perfectamente resueltos en la atención ambulatoria.
Los médicos de la Seguridad Social han efectuado protestas y paros para pedir algo que parece perfectamente lógico: disponer del tiempo necesario para que los pacientes puedan ser examinados en las consultas con eficacia. La acumulación de enfermos hace que el médico tenga que remitir a especialistas pacientes que podrían ser tratados por el médico generalista si dispusieran del tiempo necesario.
Diez minutos no es mucho tiempo para examinar a un enfermo, si la relación entre facultativos y enfermos fuera más adecuada. Aumentar las plantillas sanitarias requiere un gran esfuerzo económico. La población madrileña envejece, y los inmigrantes buscan una atención que no tenían en sus países de origen. El problema es grave, y para resolverlo hay que atender las demandas de los que diariamente se esfuerzan en mantener la salud de los ciudadanos.