Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
El espectáculo de los escándalos urbanísticos en distintas zonas de la Comunidad es cualquier cosa menos edificante. La corrupción, en algunos casos consentida, avalada y participada por dirigentes municipales, asombra e indigna a los ciudadanos de a pie. Comisiones de miles y miles de millones de las antiguas pesetas, cuando miles y miles de madrileños están en el umbral de la pobreza, o pasan verdaderas dificultades para llegar a fin de mes, exige que se tomen medidas inmediatas y ejemplares.
En lugar de, una vez comprobada la veracidad de los hechos, establecer cauces legales y administrativos para que los hechos denunciados no puedan repetirse, los gobiernos de uno y otro bando están empeñados en una especie de concurso que podría titularse “Tú más”. A una acusación de uno de los bandos, responde el otro con nuevas acusaciones. Simancas acusa a familiares en tercer o cuarto grado de la presidenta Aguirre de enriquecerse con la recalificacion de terrenos. La presidenta le recuerda al propio señor Simancas que compró un chalet en Boadilla por 15 millones de las antiguas pesetas en 2001, y lo vendió cuatro años después en 68 millones. Hay cosas que pueden ser legales, pero son poco edificantes. Y la especulación sigue, sin que se establezcan medidas para eliminarla. Ahora dice el Gobierno que estudia hacerse con unas competencias sobre el suelo que nunca debió de dejar en manos de los ayuntamientos, que lo han considerado su principal fuente de ingresos. Lo sucedido en Ciempozuelos parece propio de un país tercermundista, pero no es sino un ejemplo de lo que sucede en otros puntos del país.
Lo peor de todo es que, tanto los gobiernos autonómicos como el central, han visto como los casos de especulación se sucedían sin poner coto a este enriquecimiento injusto y disparatado, con la ley en la mano, o modificándola si es preciso. La política de no dar importancia a la especulación, de “dejar hacer” que beneficia a los ayuntamientos, y llena los bolsillos de unos cuantos desaprensivos, la política del “Tú más” no sólo no resuelve nada, sino que acrecienta la indignación de los ciudadanos.