Oscar Alcaide

Que Román Sanahuja es un hombre constante y tenaz es una realidad que no se puede negar. Después de haber puesto toda la carne en el asador para hacerse con el control de Metrovacesa, en una batalla en la que incluso ha recurrido a los tribunales, aunque con escaso éxito, estos días ha trascendido en diversos portales de Internet que incluso pudo haber recurrido a detectives privados para conocer las intenciones de sus más directos rivales.
Se cuenta que, al más puro estilo del mejor cine negro, la familia Sanahuja no dudo en recurrir a estas practicas que parecen estar poniéndose de moda en el mundo empresarial -no hay más que ver lo ocurrido en Estados Unidos, con la ya ex presidenta de Hewlett-Packard, Patricia Duna, que se ha visto obligada a presentar su dimisión por el escándalo originado por su intento de espiar a directivos de la empresa y a periodistas-.
Mientras desde la compañía catalana se empeñan en negarlo todo, en los mentideros cibernéticos circulan incluso los nombres de los objetivos de los detectives. Junto a Rivero se cita a José Gracia e Ignacio López del Hierro, y se nombrá además a la compañía Wintermar Solvimar Detectives Privados como la responsable de llevar a buen término el "encargo". Su celo profesional por conocer los secretos del actual presidente de la mayor inmobiliaria del país llegó hasta el punto de intentar colocar micrófonos en su coche oficial. Pero no contaron con el celo de otros profesionales, los encargados de seguridad de la compañía, que alertaron de la entrada de personal no autorizado al garaje de la entidad y le impidieron cumplir con sus intenciones. La excusa del detective al pedirsele explicaciones, cuando fue "pillado" en situación tan comprometida, fue la de identificarse como guardia civil.
La firma de detectives en cuestión también niega la mayor, y se empeña en defender su honradez admitiendo que este tipo de practicas son ilegales y que no son propias de la que es una de las más prestigiosas agencias de investigadores de la Ciudad Condal. Sea como fuere, la de los espías es la guinda que le faltaba a la historia para concluir como se merece.