FIRMAS

La ira de Dios

Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
El mundo musulmán se rasga la chilaba. El último pretexto para este teatro de propaganda no es una nueva caricatura de su profeta. Han salido a la calle en busca de la primera cámara de televisión para protestar por una reflexión de Benedicto XVI en Ratisbona. ¿Qué ha dicho Ratzinger? He aquí: “Dios no goza con la sangre; no actuar según la razón es lo contrario a la naturaleza de Dios. La fe es fruto del alma, no del cuerpo. Por lo tanto, quien quiere llevar a otra persona a la fe necesita la capacidad de hablar bien y de razonar correctamente y no recurrir a la violencia ni a las amenazas. Para convencer a un alma razonable no hay que recurrir ni a los músculos ni a instrumentos para golpear, ni de ningún otro medio con el que se pueda amenazar a una persona de muerte”.
El Papa citó al emperador bizantino Manuel II Paleologo que en un diálogo dice que Mahoma sólo ha aportado cosas malas y deshumanas. Citar no es hacer nuestro. Y este matiz es el que ha incendiado a las huestes del Islam. El tema del discurso era la religión y la violencia. Si el Islam quiere pretextos para alimentar su victimismo y recibir la pomada de la “alianza de civilizaciones” nos puede regalar con una semana de algaradas y amenazas, lo que otorgaría la razón al bizantino. De lo contrario puede hacer algo muy medieval: buscar la tumba de Manuele, arrancar sus restos de la tierra y quemar su polvo para que pague con el fuego terreno su opinión de entonces.
Contemplamos con estupor cómo algunos medios, columnistas de quinta, y la hueste de lo correcto se arrugan de nuevo ante la algarada. Un panfleto digital cercano al PSOE decía ayer que el Papa había pedido perdón. El ministro Moratinos, que utiliza esos medios como vía de información, añadía que el Papa había hecho bien en arrepentirse. Ni ha pedido perdón ni se ha arrepentido, porque cualquier documentado que lea su discurso en Ratisbona sabe que rechaza la violencia santa y aboga por el entendimiento. La alianza entre el mundo musulmán integrista y nuestro socialismo patrio ha encontrado su piedra de toque. No ponerse al lado del Papa como ha hecho Merkel es conceder permiso de guerra santa al energúmeno que hace unos días, en un informativo de televisión, decía que el objetivo de los fieles de Mahoma es conquistar Roma, o admitir que el beatífico Irán tiene derecho a llenar sus arsenales con el arma nuclear.
Está en juego la liberad de pensamiento y la de expresar lo que pensamos sin tener que pedir disculpas antes de comenzar nuestro discurso.