ARQUITECTURA

La llegada de la Alta Velocidad transforma Valladolid

El nuevo trazado de ferrocarril estará soterrado, creando nuevos espacios urbanos

Roberto Pastrana | Lunes 20 de octubre de 2014
26/07/2006.- La capital castellana recurre a Richard Rogers para canalizar el imparable crecimiento previsto tras la puesta en marcha, el año próximo, de la nueva línea férrea del AVE entre Madrid y Galicia

El ferrocarril trajo el progreso para multitud de ciudades, en la España atrasada del siglo XIX. Lamentablemente, las vías también supusieron una barrera infranqueable que dividía barrios enteros y marcaba el paisaje con una impronta industrial. Ahora que la Alta Velocidad está reinventando el milagro de la reactivación económica allí por donde pasa, Valladolid ha querido aprovechar el momento para cicatrizar las heridas que produjo la línea férrea original.
El encargado de limpiar los estragos del ferrocarril en la capital castellana es Richard Rogers, que ha presentado al Consistorio un plan para revitalizar el casco urbano y canalizar un crecimiento que el renombrado arquitecto ha calificado de "desordenado". La fórmula de Rogers se basa en el soterramiento de las vías y el aprovechamiento de los terrenos así liberados para levantar viviendas y equipaciones.
El proyecto del arquitecto inglés contempla diversas actuaciones, tanto en la zona urbana como en las afueras de la ciudad. La obra más compleja consistirá en la revitalización de las zonas aneja a la Estación del Norte y los talleres, así como a la Estación de Ariza y la de autobuses. Se estima que la eliminación de la maraña de vías que ahora existe en las inmediaciones de estas zonas dejará libre una superficie de 80 hectáreas, sobre la que se construirán más de cinco mil viviendas, oficinas y comercios.
La idea de Richard Rogers es conservar los edificios singulares de la zona, como los depósitos, el edificio donde se ubicaban los dormitorios de los maquinistas o la propia estación. Este último se convertirá en un gran centro comercial de 16.000 metros cuadrados, ,a la manera de la reconversión de la estación Príncipe Pío de Madrid. La nueva estación de Alta Velocidad estará a ocho metros y medio de profundidad, al igual que la estación de autobuses. Junto a estas instalaciones se construirán diversos edificios, algunos de ellos rascacielos de oficinas de hasta 32 pisos, y un amplio cinturón verde que ocupará una franja de 6,5 kilómetros, sobre la que ahora discurren las locomotoras. Precisamente, la existencia de áreas ajardinadas, así como el soterramiento del transporte (incluidos los vehículos) ha llevado a Valladolid a reivindicar el carácter de verde para el diseño de Rogers.
Además de la intervención en la zona de la estación, Richard Rogers ha proyectado una pequeña ciudad a cinco kilómetros del centro urbano, con capacidad para albergar a 40.000 personas. Ubicada en las cercanías del río Esgueva, en un terreno de 60 hectáreas de superficie, el proyecto requerirá una inversión de 2.500 millones de euros para ver la luz. La mayor parte del presupuesto irá destinado a la construcción de equipamientos como un palacio de congresos, un parque tecnológico-empresarial y varios centros educativos, hosteleros y dedicados al mundo de la enología. Respecto a las viviendas, se estima que cerca de cinco mil pisos de los 16.000 que conformarán "Valladolid Este" gozarán de algún tipo de protección.
Rogers ha sido el arquitecto elegido para crear un marco en el que se desarrollarán todos estos proyectos, gracias al ingenio de otras figuras de primera línea en el ámbito de la arquitectura a las que se les han encargado algunos de ellos, como el japonés Arata Isozaki o los franceses Jean Nouvel y Francine Houben.