Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
Que 200.000 madrileños, de los distritos de Moncloa, Chamberí y Centro, se quedaran sin luz en la noche por el incendio en una subestación eléctrica de Iberdrola, es algo lamentable, pero ya ha ocurrido en otras ocasiones, y mucho nos tememos que pueda repetirse en un futuro más o menos inmediato. Recordemos los casos de Méndez Alvaro (en dos ocasiones) y de la calle Almadén. En dos de estos tres casos los incendios se produjeron en julio. Y es que cuando el calor aprieta, como en estos días, se dispara el consumo, y el riesgo es mayor. Pero para algo están los sistemas de prevención, digo yo.
Lo que resulta incomprensible, aunque en Madrid cada vez nos extrañamos menos de que ocurran las cosas mas insólitas, es que el pasado año el Ayuntamiento descubriera nada menos que 21.000 pisos que estaban sin declarar, es decir, que no existían a efectos fiscales, y que en el primer trimestre de este año hayan aflorado más de 8.200 inmuebles.
Ya sabemos que hay muchos que tratan de ocultar dinero negro, blanqueándolo a través de los casinos, guardándolo en cajas fuertes de bancos, o construyendo “zulos” en los que se guarda el dinero ilegal. Ocultar pisos es mucho más difícil que ocultar dinero, por supuesto. Y es inconcebible que con tantos trámites burocráticos, desde el documento de compra-venta a la inscripción en el Registro de la Propiedad, haya inmuebles que pasen desapercibidos.
Resulta irritante para los ciudadanos que gastan no sólo dinero sino también parte de su tiempo en estar al día en sus obligaciones con la Administración, comprobar como hay quienes pasan de pagar, contribuir, y hasta de figurar.
Lo de “Hacienda somos todos” parece ser un sarcasmo, aunque la gran mayoría de los madrileños, de buen grado o por la fuerza, paguen lo que deben, aun a riesgo de quedarse a oscuras, económicamente hablando, y estén sufriendo en sus bolsillos las consecuencias de unos inevitables apagones porque en ocasiones se gasta más de lo que se ingresa, sobre todo con el calor.