Manuel Gimeno

En España, a finales de 2006, seremos dos millones y medio. Bueno, no sé si eso es mucho o es poco. Es lo que tienen las cifras,
que si no se las adjetiva, sustantiva o compara, no son nada. En España, a finales de 2006, seremos dos millones y medio de usuarios de telefonía 3G. Eso es otra cosa. Ya lo entiendo, pero todavía no alcanzo a saber si eso es mucho o poco. Dependerá de las previsiones hechas un año antes, lo que vuelve a poner en solfa el valor absoluto de las cifras. Supongo que dependerá del ARPU (ingreso medio por cliente) de cada uno de los dos y medio, y supongo, además, que el ARPU dependerá más de algunos que de otros. Supongo también que dependerá de su efecto en la TIR (Tasa interna de Rendimiento) esperada para la inversión.

Mientras los ingenieros y los estudiosos de mercados plantean en sus presentaciones de Power Point escenarios de futuro donde las tendencias actuales se diluyen en ósmosis con las inaplazables 3,5 G y 4G, los mortales aún seguimos debatiendo acerca de su penetración, de dónde va a surgir la killer application que, cual Rey Midas, convertirá en oro la acción de teclear sobre un terminal. Cubierta con éxito la etapa de la voz, entramos en la era de los datos. La banda ancha como nueva diosa suprema
que obra el milagro de la rápida conexión. Así parece si consideramos el número de “adoradores” que la “deidad” congrega si el templo donde se oficiara el culto fuera el de la telefonía fija.

Pues bien, en la Fundación France Telecom España hemos decidido no sólo no ser agnósticos, sino convertirnos en fervientes devotos de la nueva fe. Los datos plasmados en nuestra última Nota de Análisis y Prospectiva “Ocio digital: el rey de los contenidos” son elocuentes acerca del porqué de nuestras creencias. Si en 2005 los ingresos globales por transmisión de datos a
través del móvil alcanzaron los 81.000 millones de dólares, se espera que en sólo tres años más, en 2009, superen los 212.000 millones, según datos de Strategy Analytics. Más de la tercera parte de los usuarios de móvil utiliza el aparato para búsqueda, pago de servicios, recursos de trabajo, MSM o agenda, y el10% accede a Internet.

Si consideramos probable que los nativos digitales, esa parte de la sociedad que no acierta a comprender cómo era la vida
antes del SMS y la consola, cada día serán más porcentualmente; que continuará el proceso de alfabetización de los inmigrantes digitales, esa parte de la sociedad que está realizando el tránsito desde el ábaco hasta el Tablet PC; que la oferta de apetecibles terminales de última generación por parte de las operadoras no se va a detener justo ahora; que la oferta de servicios y aplicaciones cada día va a ser más golosa y más dirigida a nuestras más altas pasiones; que la televisión, y esa sí que es una killer application, irrumpirá en este medio tan pronto se consensúen las funcionalidades básicas entre los agentes correspondientes ... si consideramos que todo esto puede pasar, ¿cómo dudar? Sólo una sombra me permito arrojar: el bolsillo del contribuyente
no es la cornucopia. Las operadoras deberán saber articular sus ofertas, pero, ésto no lo supongo, seguro que lo harán, y entonces no tendré dudas acerca de cuántos seremos los que utilizamos 3G. Seremos muchos. Casi todos.