Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
Gregorio Gordo será el candidato -si las sempiternas luchas internas de IU no lo impiden- de Izquierda Unida para la Comunidad de Madrid.
Era un puesto con el que soñaba Inés Sabanés, que se ha pasado ocho años dirigiendo a este grupo municipal de oposición al PP en el Ayuntamiento de Madrid, lo que ha levantado muchas suspicacias sobre los métodos que existen en IU para elegir a sus portavoces. Y sobre todo la pregunta, ¿pero quién es Gregorio Gordo?
Recuerdo que cuando algunos medios lanzaron el nombre de Rafael Simancas para secretario general del Partido Socialista Madrileño pocos sabían quien era, salvo claro está los que habían tenido relación con él en el Ayuntamiento de Madrid donde algunas veces hasta le dejaban hablar sus compañeros de pupitre.
Mucho más significativo fue la presentación -y no digamos la elección- de José Luis Rodríguez Zapatero como secretario general
del PSOE. El único periodista que le conocía y había hablado con él en los doce años que estuvo en el Congreso de incógnito fue nombrado su jefe de prensa y aún sigue en el cargo. No creo tampoco que muchos periodistas, que no fueran especialistas, supieran quien eran Carod Rovira o Puigcercós. Con eso está todo dicho.
Hay veces que las organizaciones dan tanta importancia a los líderes que los cambios de cartel electoral dan miedo, provocan
pavor al establishment del partido, porque eso supone dar la vuelta a la tortilla. No es únicamente que nadie quiera dejar el cargo -cosa que es habitual en los políticos profesionales- sino que abrir la ventana a un nuevo candidato provoca el resfriado de muchos dirigentes y a veces hasta les da la gripe o la pulmonía.
Gregorio Gordo puede ser el revulsivo que Izquierda Unida de Madrid necesita para superar los conflictos pasados y las divisiones actuales. Conocidos en política hay pocos porque los aparatos de los partidos sólo se dedican a explotar la imagen del líder. A
IU le costó muchos millones de las antiguas pesetas hacer la imagen de Gaspar Llamazares, un perfecto desconocido en cuyo
favor hay que decir que tuvo que sustituir de repente a una de las estrellas de la transición, Julio Anguita.
El único mal que le han hecho de verdad a Gregorio Gordo es presentarle haciendo tándem con un perro viejo como es Angel Pérez, candidato de IU a la alcaldía de Madrid. Pero sólo será cuestión de tiempo el que finalmente se vea que ni piensan lo mismo, ni tienen el mismo concepto de lo que debe ser IU para recuperar el voto perdido. Pérez es el pasado y Gordo es el futuro,
si le dejan.
Baste decir que fue uno de los pocos dirigentes políticos de IU que ve claro lo de diferenciarse ideológicamente del PSOE y de
echar de la organización a todos los que tengan alguna relación con los negocios inmobiliarios. Y lo ha demostrado.