Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
Se podrá estar o no de acuerdo con él en algunas decisiones, o discrepar de su talante, que en algunas ocasiones puede parecer pretencioso. Pero creo que nadie puede negar, objetivamente, que el Alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, es uno de los políticos más brillantes y preparados de nuestro panorama político, en el que no suelen brillar demasiado ni la inteligencia ni la
brillantez.
Los políticos deben asumir la crítica de sus adversarios y de los medios de comunicación. Pero una cosa es la crítica, y otra el insulto, la calumnia o la injuria. En una cadena radiofónica que, al estar sustentada por la Conferencia Episcopal, debería tratar de
cuidar más las formas, determinado periodista, cuyo nombre prefiero no mencionar, lleva largo tiempo no sólo criticando, sino a veces criticando a Ruiz Gallardón. Decir que el Alcalde de Madrid no apoya a las víctimas del terrorismo, o que su presencia en
la manifestación de la AVT era una auténtica provocación es, cuando menos, faltar a la verdad, por no decir cosas peores. Gallardón tuvo que escuchar en esa manifestación algún que otro insulto que soportó estoicamente, pero anuncia una
querella contra el periodista, lo que no suele ser muy frecuente en los políticos.
El mismo derecho a criticar por parte de los periodistas lo deben tener los políticos, individualmente o a través de su partido, a defenderse. Pero en ambos casos con argumentos y razones, sin caer en el insulto y la provocación. Decir, como se ha dicho
por ese periodista, que “el Platanito” sería mejor Alcalde que Ruiz Gallardón es, con todos los respetos para “El Platanito”, una afirmación que descalifica a quien la sostiene, aunque sea con un propósito humorístico que no tiene maldita la gracia.
Una cosa es no estar de acuerdo con determinadas actuaciones del Alcalde, y otra caer en la injuria. Sobre sus actuaciones ya se pronunciarán los ciudadanos, a través de las urnas. Unos reconocerán sus aciertos, y la necesidad de las obras emprendidas; otros pensarán que estaba equivocado. Ambas posturas son respetables. Pero sin atacar personalmente a una persona que se
esfuerza diariamente en trabajar para los ciudadanos.