Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
Hace dos años que los ayuntamientos de Boadilla y Las Rozas decidieron apoyar un proyecto pionero en el deporte madrileño. La idea se basaba en la fusión de dos clubes históricos del fútbol sala español, el Atlético Boadilla y el club de fútbol sala Las Rozas, para que esa nueva entidad pudiera disponer de más recursos y dar un salto hacia adelante en el panorama nacional, con la peculiaridad de que cada año debería alternar el jugar en cada uno de los dos municipios. Así nació la Unión Deportiva Las Rozas-Boadilla.
Dejando a un lado las reticencias que algunos tenían por perder parte de la identidad propia, la idea parecía muy interesante y de hecho, despertó el interés en otros puntos de nuestra geografía, pero paradójicamente, las cosas no han podido salir peor. Para sorpresa de muchos, el primer año de la fusión en vez de mejorar su situación el equipo perdió la máxima categoría. Pese a ello, los ayuntamientos decidieron renovar su apuesta y otorgaron la misma subvención que habían dado un año antes aunque ya no compitieran en la elite. El optimismo volvió a los responsables de la entidad ya que entendían que manteniendo una plantilla con presupuesto y nivel de División de Honor, se debería volver sin demasiados problemas a ella. Pero aunque se ha estado cerca del objetivo, al final no se ha podido lograr.
¿Cómo se explica que una unión que debería haber llevado a conseguir unos mejores resultados haya acabado en todo lo contrario? Es difícil rebatirle al presidente del club, Manuel Barroso, cuando defiende con entusiasmo la idea de que sumar es crecer, especialmente en este competitivo mundo del deporte, donde no es fácil encontrar patrocinadores privados, pero quizá estemos ante una nueva demostración de que, como ocurre a veces en los deportes de equipo, el dinero no lo es todo.
A pesar que desde el club confiaban en que todo siguiera igual, parece que la última frustración deportiva se va a llevar por delante su inicial filosofía. Los responsables municipales de Boadilla apoyan al equipo pero parece que tendrán que recortar su ayuda de cara al año que viene, lo que podría llevar a reconsiderar, no la fusión, que no se discute por el momento, pero si la política deportiva del equipo. Y así, el club que soñó un día con poder acercarse a la parte noble de la elite del fútbol sala español, es posible que acabe teniendo que volver la vista a los juveniles para confiar en que a medio plazo, cuajen las expectativas que hay puestas en ellos y se pueda volver a pensar en el ascenso.
No vamos a discutir ese viejo dicho de que la unión hace la fuerza…pero no siempre. A veces no es tan rentable como parece.