Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
El tránsatlántico más famoso del mundo prepara una travesía entre Southampton y Nueva York, a la que están invitados adinerados empresarios de media Europa y personalidades de la farándula. Aunque estas premisas evocan en el subconsciente colectivo imágenes de una película oscarizada o escenas de una serie de los años 70, el evento no tiene nada que ver con ellas, sino con el mundo de la baldosa. Porcelanosa ha anunciado el propósito de llevarse a sus mejores clientes de viaje en el Queen Mary 2, para la primavera del año que viene. La empresa ha alquilado en exclusiva el buque, que tiene una capacidad de 2.600 personas, para la singladura.
La iniciativa se enmarca en los viajes de incentivo que habitualmente hacen las firmas para fidelizar a sus mayores compradores. Con un presente valorado en un mínimo de 2.500 euros (es el precio del pasaje más barato, aunque los más caros valen 8.000 euros), es comprensible que las cestas de Navidad o los regalos de cumpleaños vayan perdiendo posiciones en la preferencia de los agasajados.
Los afortunados que sean invitados al crucero, en su mayoría responsables de constructoras e inmobiliarias de Europa que equipan sus promociones con productos de Porcelanosa, cruzarán el Atlántico en un viaje de una semana, compartiendo su tiempo con personalidades famosas entre las que podrían estar Isabel Preysler, la cara publicitaria más famosa de la firma, o Kevin Costner, que inauguró el año pasado una de las tiendas de Porcelanosa en Madrid.
Y mientras a los clientes de Porcelanosa se les hacen los dedos huéspedes esperando la ansiada invitación (que incluye el vuelo hasta Southampton), Anders Ingel, consejero delegado de la empresa sueca Tellia Sonera ha conocido que va a ser juzgado de soborno por querer llevar a 200 personas a ver el musical Mamma Mia. La lista de invitados estaba compuesta por clientes y (¿estará aquí el desliz?) funcionarios?.